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La Pasarela Cibeles muestra la mezcla entre tejidos clásicos y futuristas

Francis Montesinos dedica su desfile a la Navidad del año 2000

Amelia Castilla

La tercera jornada de la Pasarela Cibeles fue una muestra de cómo los tejidos clásicos se pueden fusionar con los más futuristas. Las telas engomadas y plastificadas conjuntadas con el moaré y la angora de los diseños de Amaya Arzuaga son sólo un ejemplo de una tendencia que empieza a ser general. Snif, una firma debutante en Cibeles, aunque lleva 15 años en el mercado, fue un ejemplo de ropa sencilla y minimalista, pero la expectación, una vez más, llegó de la mano de Montesinos, que dedicó su desfile a la Navidad del año 2000.El desfile de Francis Montesinos no decepcionó. Charly, un empleado de un local de strip-tease, abrió el pase ataviado con un calzoncillo de piel de serpiente. La música étnica y el bakalao acompañaron a una colección que, según palabras de su creador, quiere ser resumen de la moda del último siglo, desde la alta costura hasta el tergal. "Intento ver cómo será el futuro. En la moda de verdad no existen las tendencias", aseguraba Montesinos antes del pase, que estuvo marcado por tejidos como la organza, la gasa y los tafetanes hechos con viscosa. La Navidad, con sus regalos, sus zambombas y sus guirnaldas se vio en los estampados de algunas prendas y en los tocados de algunas modelos. El rojo, el blanco y el negro primaron sobre los otros tonos. El nuevo Montesinos destaca por un mayor acabado en las costuras y por líneas más clásicas.

El toque más vanguardista lo puso una diseñadora de 25 años, Amaya Arzuaga. Los tejidos acolchados que utilizó para vestidos y cazadoras y las telas engomadas y plastificadas de pantalones y camisas las compra en Francia. La joya de su colección de invierno 1997 son los vestidos ceñidos hasta la cintura y despegados en las caderas, en verdes, azules, grises y burdeos, realizados a base de moaré y foam.

La colección de Snif, absolutamente ponible y basada en un sport elegante, cerró el desfile con una serie de vestidos de terciopelo brillante en verde y gris que pusieron al público de pie. En el mismo pase se exhibió la colección de punto de Esteve, un revival de los sesenta con mucho blanco y rojo.

Daniel Carrasco y Charo Azcona, que abrieron los desfiles de la tarde con un pase conjunto, llenaron la pasarela de estampados sintéticos de piel de dálmata y de collares realizados con papel higiénico. El "look total" de Charo va dirigido a los más jóvenes. Carrasco, que empezó el desfile con cuatro modelos masculinos en pijama que se cambiaron de ropa en la pasarela, acabó con una gama de vestidos de noche con telas pintadas a mano con motivos art déco.

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