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Silveti se jugó la vida

Cerro / Ramos, Silveti, Montaño

Toros: 1º y 2º de San Marcos, chicos y ásperos; 3º, 4º y 6º de Cerro Viejo, presentables y difíciles; 5º de San Mateo, destartalado y peligroso.

Mariano Ramos: estocada trasera (división); dos pinchazos otro hondo y estocada honda delantera (pitos). Alejandro Silvetí: pinchazo y estocada delantera (aplausos); metisaca, estocada honda contraria -aviso- y descabello (vuelta).

El Negro Montaño, que confirmó la alternativa: estocada ladeada (ovación y salida al tercio); estocada trasera, descabello -aviso- y cuatro descabellos (ovación).

Monumental Plaza México, 11 de febrero. Un tercio de entrada.

Qué manera de jugarse la vida Alejandro Silveti en su lidia al poderoso quinto. Inició su heroico trasteo con éstatuarios que remataba con el cambio por la espalda. Gozando con su toreo, se olvidó del fuerte viento que soplaba y terminó imponiéndose a la incierta embestida del bicho, que unas veces rehuía la pelea y otras apretaba desaforadamente. Atrapado entre el peligroso animal y la barrera, realizó con coraje y sentimiento su dramática tarea, sobresaliendo unos templados redondos coronados por una increíble arrucina. Su toreo fue emotivo y de garra. Al tercero de la tarde lo saludó con tres tafalleras y rítmicas verónicas e hizo un quite por ajustadas gaoneras. La mansedumbre del ejemplar no le permitió ligar sus pases pues, al terminar el segundo, el bovino salía suelto.

Dentro de la pésima calidad del ganado le tocó a Mariano Ramos cargar con el peor lote. Luchó con el genio del segundo y con el aire, pero cumplió decorosamente. El cuarto salió con la cabeza alta. y buscaba al espada por el lado izquierdo. Con estos problemas el maestro de La Viga enlazó redondos con el de pechó pero la concurrencia no lo tomó en cuenta.

Con el revoltoso de su confirmación, que terminó desarrollando sentido, Ricardo Montaño dejó constancia de oficio. Mostró buenas formas y un admirable aguante pues nunca le amedrentó el viento que le movía constantemente el engaño ni los derrotes que le tiraba el adversario. Aunque era imposible llevar fijo en la bayeta a la res, se arrimó en series de redondos y naturales. Su volapié lo ejecutó con más decisión que técnica.Al soso y trotón que cerró el festejo 729 en la historia de esta plaza, El Negro Montaño lo recibió de. rodillas con dos faroles y estuvo por encima del morlaco. A base de aguante volvió a enjaretarle tandas por abajo. Como la fiera se quedaba a medio viaje recibió una voltereta pero continuó en su arriesgada labor. Terminó con emocionantes ayudados por alto mirando al tendido.

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