El Papa pide más combatividad contra las sectas
Juan Pablo II se despidió de Guatemala con un vehemente llamamiento a obispos, sacerdotes y catequistas para que redoblen sus esfuerzos de llevar el Evangelio a todas las comunidades. Con esta intervención, el Papa subrayó la preocupación de la Iglesia católica por la proliferación de sectas en Latinoamérica, región del mundo donde se estima que unos 8.000 católicos son convertidos cada día por una de estas iglesias.Estas sectas tienen su origen en el informe Rockefeller de la década de los ochenta, y constituyen la respuesta del Departamento de Estado norteamericano al acercamiento de muchos sacerdotes, a través de la teología de la liberación, a los movimientos guerrilleros del continente. "Brasil y Guatemala", explica el presidente de la Confederación de Religiosos de Guatemala (Confregua), el hermano de La Salle Benjamín Rivas, "forman parte de un plan piloto que se ha fijado que un 50% de los ahora católicos pertenezcan a estas sectas en el año 2000". Rivas señala que la penetración social de las sectas ha sido lograda mediante la atención de las necesidades perentorias, en particular ropa, comida y cuidados médicos.
En este campo, el Pontífice pidió una especial atención a las comunidades indígenas, "las más afectadas por la penetración de estas sectas, que siembran confusión e incertidumbre entre los católicos".
El momento álgido del acto con que el Papa concluyó su visita pastoral a Guatemala la noche del martes (madrugada de ayer en España), lo constituyó la presentación por la iglesia local de una relación de 77 muertos de la guerra civil, con la petición de que se inicie para ellos el proceso de beatificación, por considerarles mártires asesinados en la defensa de la fe. En esta lista se incluyen tres españoles misioneros del Sagrado Corazón: el navarro Faustino Villanueva, el asturiano Carlos Alonso y el catalán José Gran Cirera.
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