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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ciudad sin ley

Me dirijo a ustedes como representante de la Asociación de Vecinos de Majadahonda, municipio en el que los vecinos nos vemos gravemente afectados por el elevado nivel de ruidos existente en la zona.Voy a exponer brevemente la historia por la que decidí esta asociación.

Todo comenzó en el verano de 1993, cuando un grupo de vecinos decidimos asociamos pata poder luchar más eficazmente contra el problema de los excesivos ruidos que producen los locales majariegos.

Después de innumerables paseos por los pasillos del Ayuntamiento, y en vista del nulo resultado obtenido, creamos la asociación, constituyéndola el 20 de enero de 1994 y registrada en el Gobierno Civil en el mes de mayo de ese mismo año.

Los locales de ocio (principalmente bares, pubs y disco-pubs) permanecen ilegalmente abiertos hasta altas horas de la madrugada, incumpliendo los horarios de cierre establecidos, con paredes y puertas que carecen de insonorización, hecho que nos obliga a escuchar música y griterío dentro de nuestra propia vivienda, pues los locales se encuentran justo debajo de las casas del casco urbano.

Mi asociación ha intentado en todo momento mantener un diálogo con el Ayuntamiento, pero lo único que conseguimos fue una inválida ordenanza de ruidos publicada el 7 de julio de 1995 pues aún hoy no se ha aplicado adecuadamente.

Ante la pasividad demostrada por el equipo de Gobierno, decidimos movilizarnos pacíficamente para reivindicar los derechos de convivencia que debe tener todo ciudadano. El 12 de julio de 1994, con motivo de las elecciones europeas, nos encerramos en la sede de la policía local para presionar de alguna forma al alcalde, y a lo largo de ese mismo año nos encerrábamos todos los fines de semana en la Casa de la Cultura, encierros que terminaron cuando la Casa Consistorial empezó a elaborar las ordenanzas de medio ambiente.

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Cuando llegó esta noticia a mis oídos estaba loca de contenta, pero la gran desilusión me la llevé al comprobar que los dueños de los locales tenían un plazo de seis meses para acondicionar los mismos.

Como paciencia no nos falta ni a mí, ni a mis compañeros de la asociación, decidimos esperar, pero hoy, a 17 de enero de 1996, aún no se ha hecho nada. ¿Acaso no tenemos derecho a poder descansar? La vida de muchos vecinos se ha convertido en una pesadilla cuando llegan cansados del trabajo y sólo quieren descansar en sus casas. ¿Qué me queda por hacer, alguien me lo podría explicar?".-

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