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Barcos de guerra griegos y turcos defienden la soberanía sobre un islote de cien metros de largo

Un islote en el mar Egeo de apenas 100 metros de largo, que los griegos denominan Imia y los turcos Kardak, es esta vez la excusa para otra crisis en las relaciones entre Grecia y Turquía, peor aún que la de 1987, cuando estuvieron al borde de la guerra. Mientras se intercambiaban advertencias verbales, como la del nuevo primer ministro griego, Costas Simitis, de "defender incluso militarmente sus derechos", las de su homóloga turca, Tansu Çiller, de que "no permitirá ninguna bandera extranjera en territorio turco", buques de guerra de ambos países se concentraban en tomo al islote. El presidente de EE UU, BilI Clinton, y la OTAN pidieron a Ankara y Atenas que recurran a la diplomacia para superar el conflicto.

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Vecinos, aliados, enemigos

"Imia es griego y las alegaciones turcas no tienen ningún valor", declaró Simitis, interrumpido por los aplausos atronadores de los 300 diputados que asistían a la sesión extraordinaria del Parlamento. "El Estado turco ha hecho todos los preparativos necesarios en todos los dominios" para defender su soberanía sobre Kardak, aseguró Çiller tras una reunión de crisis con los principales responsables civiles y militares del país.Pese a que Turquía, con sus 60 millones de habitantes, y Grecia, con sólo 10, son miembros de la Alianza Atlántica, no han logrado en los largos años de disputa e interminables intentos de diálogo, resolver sus diferencias sobre derechos territoriales.

"Confiamos en que este asunto pueda ser resuelto en el marco de negociaciones mutuas", afirmó ayer Çiller. Obtuvo la reiterativa respuesta griega: "No hay margen de negociación sobre nuestra soberanía".

El Gobierno de Ankara presentó por primera vez, según Atenas, reivindicaciones territoriales sobre el islote después de que un barco mercante turco encallara en él el pasado 26 de diciembre. El barco rechazó la ayuda griega por "estar en territorio turco" y la Marina griega impidió que acudiera un remolcador turco. Finalmente, un barco griego lo transportó a la costa turca.

El jueves pasado, el alcalde de la vecina isla de Kalimnos colocó una bandera griega en el islote. El sábado, dos periodistas turcos que se desplazaron en un helicóptero arriaron la enseña griega y colocaron una turca en su lugar. La guerra estaba servida. El siguiente paso lo dio un buque de la Marina griega que ha dejado en el islote además de la bandera nueve miembros de las fuerzas especiales.

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El Gobierno turco convocó ayer a varios embajadores occidentales para que el subsecretario de Estado adjunto encargado de asuntos griegos y chipriotas, Inal Batu, les explicase la situación. Según Batu, ese islote no está incluido en el acuerdo de 1932 firmado entre Italia y Turquía, en el que se delimitaban las aguas territoriales en dicha zona a unas millas de la costa occidental de Turquía, ni en el acuerdo de París de 1947 por el que Italia devolvía a Grecia las 12 islas del Dodecaneso "y los islotes adyacentes".

Según Grecia, entre esos islotes se encuentra Imia. Ankara insiste en que Kardak no es uno de esos islotes porque está a sólo 3,8 millas del litoral turco y a 5,5 millas de la isla griega más próxima. Atenas contesta que la distancia real entre Imia y la costa turca es 4,5 millas.

El ministro de Asuntos Exteriores griego, Teodoros Pangalos, conocido en la Unión Europea por su habilidad para manejar situaciones diplomáticas complicadas pero también por su carácter impetuoso, reafirmó que Grecia no se sentará a negociar para tratar sobre los derechos griegos y calificó como débiles los argumentos turcos.

Llamamiento al diálogo

Turquía reiteró su llamamiento a que Atenas acepte entablar un diálogo sobre sus diferencias. Grecia se niega al diálogo sobre cualquier asunto relacionado con el espacio aéreo en el Egeo y sus aguas jurisdiccionales, y se reserva el derecho a extender su zona de 6 millas a 12. Una acción así sería considerada por Turquía como casus belli. La "única respuesta posible", dice, sería una guerra, ya que el Este del Mediterráneo se transformaría en "un lago bajo control griego".

Hasta el momento, Atenas se ha mostrado tan sólo dispuesta a discutir sobre la plataforma continental de las 2.000 islas griegas en el Egeo, pero en el Tribunal Internacional de La Haya.

Los tres partidos de la oposición turca, incluido el islamista del Bienestar, el más votado en las elecciones de diciembre pasado aunque no ha podido formar Gobierno, pidieron a Çiller el uso de la fuerza contra Atenas.

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, telefoneó anoche a los primeros ministros de ambos países para instarles a dirimir sus diferencias en el campo de la diplomacia. El portavoz del Departamento de Estado declaró que Washington ha urgido a ambos países "que resuelvan la cuestión a través de una negociación pacífica".

El secretario general de la OTAN, Javier Solana, sigue de cerca la crisis y no se descarta que dicho organismo intervenga, al menos como mediador, si se prolonga el conflicto. "He hablado con ambos países y he intentado convencerles de que la única solución es la negociada", dijo Solana ayer en Holanda. También los socios griegos de la Unión Europea, y Rusia manifestaron un vivo interés por que prevalezca la calma y la crisis se resuelva pacíficamente.

El ministro griego de Defensa, Gerasimos Arsenis, indicó que la presencia militar griega en la zona es "un poco más fuerte" que la turca. Anoche había en los alrededores seis barcos turcos: dos fragatas, dos contratorpederos y dos patrulleras. Fuentes periodísticas griegas indicaron que había 24 barcos griegos, muchos de ellos fletados por las cadenas de televisión y los diversos medios de comunicación. Un submarino abandonó a media tarde la base naval de Salamina con destino a Imia / Kardak.

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