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Los nuevos planes deben tener menos créditos o menos horas de clase por crédito

La Conferencia de Rectores debate un informe sobre la reforma de las carreras

Se intuía, pero ahora se ha constatado. Hay una excesiva carga de créditos en los nuevos planes de estudios universitarios. Además, están excesivamente fragmentados por materias. Todo ello hace imposible que los universitarios acaben sus carreras en el tiempo previsto y genera una enorme complejidad en el funcionamiento administrativo. Un informe elaborado por la Universidad de Valencia para la Conferencia de Rectores, a partir de una encuesta que ha sido respondida por 38 universidades, recomienda bajar el número de créditos o su equivalencia en horas lectivas (ahora son 10), establecer un mínimo de créditos por asignatura y favorecer la transversalidad de los planes.El informe será discutido por la Conferencia de Rectores a finales del próximo mes de marzo en Valencia, para trasladar posteriormente las conclusiones al Consejo de Universidades. La Conferencia de Rectores es un organismo sin carácter oficial que agrupa a los responsables de la cincuentena de universidades públicas y privadas de España. El rector de la Universidad de Valencia, Pedro Ruiz, explicó ayer que un primer borrador del documento fue presentado la semana pasada a los rectores de la Conferencia. El informe, cuyas reflexiones y datos son, por tanto, todavía provisionales, ha sido redactado, como explicó el vicerrector de Estudios de Valencia, Francisco Morales, a partir de las respuestas de 38 universidades a un cuestionario en el que se preguntaba por los efectos detectados en la implantación de los nuevos planes de estudios.

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Contra la "ingenierización"

"El documento confirma muchas de las cosas que todos pensábarnos", aseguró Pedro Ruiz, para quien es necesario llegar, tras un debate, a "conclusiones muy prácticas". Y en esa línea se pronuncia el informe cuando recomienda: "Disminuir el número de créditos mínimos por titulación o bien reducir la equivalencia en horas del crédito; fijar un tamaño mínimo de créditos por asignatura para asegurar que éstas tengan unos contenidos académicos razonables, o favorecer la transversalidad de los planes, en el sentido de que una materia pueda utilizarse para diferentes titulaciones". También apunta que "Ias prácticas podrían ser aplicadas de manera que siempre que fuera posible constituyesen un practicum con participación en todas las áreas de conocimiento implicadas, en lugar de pequeñas unidades aisladas".

Estas conclusiones se proponen tras constatar la excesiva carga de créditos, "que en el caso de las licenciaturas hace prácticamente imposible que éstas se cursen en cuatro años". El efecto se agrava porque los créditos se fragmentan en un gran número de asignaturas (hay algunas materias de un solo crédito). Por otra parte, el catálogo de titulaciones, que es muy amplio, no utiliza la posibilidad de primeros ciclos comunes para diferentes títulos con lo que, según el informe, da lugar a "una especialización precoz en primer ciclo que no favorece la mejor utilización de los recursos docentes".

Entre los resultados de la encuesta destaca que del 10% al 19,4% de estudiantes abandona los nuevos planes; que el cociente entre el tamaño medio de cada titulación y el número de créditos en que se matricula cada estudiante por año evidencia cómo el número de años necesarios para terminar los estudios supera siempre los cuatro de las licenciaturas, los cinco de las ingenierías y los tres de las diplomaturas e ingenierías técnicas, y que el número medio de créditos por asignatura en las universidades españolas es de 7,11, con cifras que van de los 3,4 créditos a los 18,3.

En lo que se refiere al peso de la optatividad, tal como explicó Francisco Morales, las universidades han optado por elevarla por encima del 50% hasta llegar al 70%, con lo que la optatividad se mueve en torno al 20% en las licenciaturas y al 10% en las diplomaturas.

En definitiva, la carga lectiva sobre los estudiantes universitarios es excesiva, la desmesurada multiplicación de asignaturas (con demasiadas materias de poco valor en créditos y con disciplinas demasiado troceadas a lo largo de una titulación) complica mucho su trabajo y esto les disuade de matricularse cada curso del número suficiente de módulos para poder acabar su carrera en el plazo previsto según el diseño general de la reforma de los estudios superiores. Se impone, por tanto, revisar a fondo el funcionamiento del nuevo sistema.

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