Concertación y empleo
HACE Dos días, las centrales sindicales y la patronal de Alemania, en presencia de. una representación del. Gobierno federal, firmaron un pacto, social destinado a facilitar la reducción a la mitad del desempleo, lo que equivale a la creación de dos millones de puestos de trabajo de aquí al año 2000. Por su parte, en España, los sindicatos CC OO y UGT y las patronales CEOE y CEPYME suscribieron ayer un importante acuerdo sobre mediación previa para. las huelgas y otros conflictos que afecten al Estatuto de los Trabajadores (movilidad regional, modificación de condiciones de trabajo, despidos colectivos...), que puede terminar con muchas horas de trabajo perdidas.Aunque tienen contenidos muy diferentes -uno intenta evitar conflictos evitables y que puedan perjudicar a ambas partes; el otro, estimular la creación de empleo-, los dos pactos. comparten como trasfondo común el cambio en la actitud de las centrales sindicales de clase producido estos últimos años en los principales países del continente. La prioridad que- los sindicatos atribuyen a la lucha contra el paro ha acabado por traducirse en actitudes que van más allá de la ritual queja mensual de sus portavoces ante las cifras del desempleo.
Los sindicalistas -con algunas lamentables excepiciones- han comprendido que el tipo de oposición de intereses entre empleados y empleadores no es de tal naturaleza que lo que beneficie a unos perjudique a los otros en idéntica medida. El abandono por parte de los dirigentes sindicales alemanes de algunos dogmas les ha hecho comprender que la competitividad era una cuestión de la que dependía la continuidad de sus empleos, y que sin una adaptación de las condiciones salariales, y laborales en general, a la internacionalización de la economía, las fábricas emigranan a otros países.
Eso no significa que los sindicatos no tengan una función decisiva en el futuro: siguen siendo necesarios en los centros de trabajo para defender al trabajador individual frente a la tendencia al abuso que deriva de la asimetría del mercado del trabajo. Pero los métodos con que el movimiento sindical ha realizado esa defensa son muy imperfectos: en una época caracterizada por el elevado desempleo y la agudización de la competencia, la pérdida de horas de trabajo por huelga significa pérdida de porciones del mercado, y a medio plazo, de los empleos mismos. De ahí los avances hacia formas de concertación como las contempladas en el acuerdo sobre mediación y arbitraje firmado ayer.
Antonio Gutiérrez y Cándido Méndez subrayaron, con motivo del reciente congreso de Comisiones Obreras, la voluntad dialogante que debe caracterizar a las centrales ante los problemas a»s que se enfrenta el mercado laboral, tales como la- supresión de las horas extraordinarias (ya contemplada en la, reforma laboral, pero que no se ha puesto en marcha), flexibilización. de los horarios y disminución de los costes salariales, entre otras medidas.
Ese es el camino que señala el pacto alemán. El acuerdo es, como han denunciado los socialdemócratas, en la oposición, "demasiado genérico", pero su orientación es bastante concreta: la renuncia por parte de los 'trabajadores a algunas posiciones adquiridas, como el sobresueldo de. las horas extra o de protección social, a cambio del compromiso de cada empresario de crear un determinado número de puestos de trabajo. Tan sólo con la renuncia a las horas extras se calcula que podrían crearse en el sector metalúrgico alemán unos 150.000 puestos de trabajo.
Teniendo en cuenta que en España el paro, situado en torno al 22% de la población activa, duplica largamente al de Alemania, no parece descabellado un pacto, si no idéntico -aquí la protección es menor, y el porcentaje de contratos precarios, mayor-, sí orientado en la misma dirección. El acuerdo firmado ayer indica que tanto los sindicatos como la patronal han madurado lo suficiente como para que tal cosa no sea una utopía. Los partidos, por su parte, deberían también aprender del Gobierno alemán:se trata de facilitar acuerdos y no de hacer más leyes.
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