Planeta publica una novela póstuma de Luján sobre Quevedo
Los amigos del escritor Néstor Luján, fallecido a finales del pasado año, se reunieron ayer en un restaurante de Barcelona para rendirle un homenaje que tuvo, por varios motivos, mucho de lujaniano. El tono emotivo de los discursos, las lágrimas de la viuda, la presentación de una novela póstuma sobre Quevedo Y un menú especial para gastrónomos (creado por el propio Luján en 1991) fueron Ios ejes del homenaje.
La cruz en la espada, publicada por Planeta, es el título de una de las dos novelas que Luján dejó listas para editar antes de morir. La otra, Els fantasmes del Trianon, fue premiada con el Sant Jordi y la acaba de publicar en catalán la editorial Columna. La vida azarosa de Quevedo, que tanto atraía al erudito Luján, es el centro de La cruz en la espada, novela histórica que evoca los misterios del escritor y los años que pasó preso en el convento de San Marcos. Fue, por cierto, a raíz de sus visitas a este convento (hoy convertido en hotel) que Luján tuvo la idea de escribir esa novela que no llegó a ver publicada en vida.
Las distintas facetas de Luján -escritor, periodista, gastrónomo, historiador, aficionado a los toros, bibliófilo- fueron evocadas ayer en un salón con las paredes cubiertas con reproducciones a gran tamaño de las portadas de sus libros. Rafael Abella recordó las excelentes crónicas taurinas de Luján en Destino. Antonio Vilanova habló de sus novelas, de su vocación tardía y de su interés por la historia. Josep Maria Ainaud de Lasarte hablé dé su amigo Luján, "un conversador extraordinario por encima de todo". Manuel Vázquez Montalbán, que fue alumno de Luján a finales de los cincuenta en la escuela de periodismo, recordó sus clases como "muy eruditas y divertidas, una fiesta del espíritu".
