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¿Quién controla el Congreso de EE UU?

Diputados republicanos desafían a sus líderes y dificultan el pacto con Clinton

Antonio Caño

¿Quién controla el Congreso de Estados Unidos? Bob Dole, desde luego, no. Newt Gingrich, sólo a veces. Un grupo de nuevos congresistas republicanos, convencidos de que fueron elegidos para cambiar las viejas costumbres del sistema político norteamericano, desafía con frecuencia la autoridad de sus líderes y ha convertido el Capitolio en una caja de sorpresas. Lo que el presidente Bill Clinton negocia con los dos principales dirigentes republicanos no es, muchas veces, la última palabra, y cualquier perspectiva de solución de la crisis presupuestaria se hace así aún más incierta.Gingrich, presidente de la Cámara de Representantes, dijo la pasada semana que había llegado el momento de levantar la prohibición de nuevo endeudamiento al Gobierno con el fin de evitar que Estados Unidos se declare insolvente ante sus acreedores. Gingrich entendió que el conflicto político entre republicanos y demócratas no puede llevar al país hasta ese punto. Pocos días después, Dole, líder de la mayoría republicana en el Senado, respaldó la posición de Gingrich, pero reconoció que no tenía ni idea de si el resto de los congresistas aceptarían la propuesta. Algunos de ellos se habían quejado en público de la intención de sus jefes de dar oxígeno al presidente Clinton.

El diario The Washington Post, que ha hecho una investigación de varias semanas sobre el desarrollo de la crisis presupuestaria, ha relatado cómo, en varias ocasiones, los congresistas republicanos más radicales bloquearon acuerdos que Gingrich y Dole habían alcanzado con Clinton.

Son un ejército de 73 hombres y mujeres, todos ellos elegidos en 1994, que deciden frecuentemente las votaciones en la Cámara de Representantes. Son conocidos por el término inglés freshmen (los nuevos, los de refresco). Sin ellos o contra ellos se ha hecho imposible legislar en Estados Unidos -los republicanos tienen 236 de los 435 puestos en la Cámara baja-, pero con ellos es muy difícil encontrarse en un punto intermedio. "Estamos aquí para cumplir un mandato pupular: cambiar la forma en que se hacen las cosas en Washington", afirma el representante David McIntosh, de Indiana.

"Éste es el más puro y sano grupo de líderes políticos que han sido elegidos en toda mi vida", considera otro de los miembros del clan, el representante Zach Wamp, de Tennessee.

Dole y Gingrich tienen diferentes estrategias para tratar con ellos, porque ambos tienen también diferente relación con este ejército de debutantes. El veterano senador quiere, simplemente, marginarlos. Para Dole, constituyen una amenaza para sus intenciones presidenciales, en la medida en que los freshmen no dudan en tomar decisiones impopulares (como cerrar el Gobierno) para defender sus ideas. Para Gingrich, en cambio, son sus muchachos, los que le encumbraron como líder.

En diciembre pasado, después de que se supo que uno de los más influyentes freshmen, Charles Stenholm, de Tejas, había impedido un compromiso para reabrir el Gobierno, los periodistas le preguntaron a Gingrich que qué pensaba hacer con ese grupo rebelde. "Nada", contestó, "¿Por qué tendría que hacer algo contra mis freshmen? Ellos son los que nos han convertido en mayoría".

Los freshmen respetan a Gingrich -"Io vemos como el profesor, como nuestro entrenador", ha dicho la congresista Sue Kelly, de Nueva York-, pero no dudan en negarle el respaldo cuando consideran que los principios que defienden están siendo violentados. "Ven a Gingrich como un líder, pero al mismo tiempo sospechan un poco de él. Lo ven demasiado proclive a llegar a compromisos", opina Paul Weyrich, presidente de una fundación privada que estudia el funcionamiento del Congreso y que en ocasiones ha asesorado a Gingrich.

El programa de estos jóvenes turcos conservadores es breve pero radical. Su misión principal es la de acabar con el déficit presupuestario, pero reduciendo drásticamente los impuestos. Han advertido que no aceptarán ningún acuerdo sobre el déficit que no incluya esa condición. Son también muy activos en la defensa de leyes que limiten el derecho al aborto, en la eliminación de la influencia de los lobbies sobre los congresistas y en las críticas a que Estados Unidos participe en misiones de paz de las Naciones Unidas

Aunque uno de sus líderes, el epresentante McIntosh, ha prometido que los freshmen no harán "nada que dificulte el cumplimiento del programa republicano", el propio McIntosh y otros de sus hombres protagonizaron un pequeño motín en octubre pasado, cuando otro novato, Mark Neumann, fue apartado del Subcomité de Seguridad Nacional por votar en contra del presupuesto de defensa. Gingrich sofocó la revuelta colocando a Neumann en el importante Comité de Presupuesto. Actos de indisciplina como ése pueden repetirse en la medida en que Gingrich y Dole, ambos escasos de popularidad, se ven obligados a aceptar algunas de las ofertas de Clinton para no aparecer cómo demasiado radicales ante los electores.

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