'Rebrote nazi
UN CRIMEN tan vil como el que todo indica que cometieron ayer varios neonazis en la ciudad alemana de Lübeck al incendiar un albergue de refugiados con el balance de diez muertos y decenas de heridos despierta repugnancia independientemente de dónde se produzca.Pero si se produce en Alemania tiene irrerriediablemente un cariz más tenebroso y amenazador. Esto es un hecho tan irrefutable como fácilimente explicable por la historia de este siglo. Las autoridades y la sociedad alemana son conscientes de que tienen un especial compromiso en. combatir el racismo y el nazismo y de que toda Europa reacciona con alarma cuando esta ideología criminal se manifiesta en aquel país.
Hace tres años, una oleada de asaltos e incendios a albergues de refugiados se cobró en Alemania más de cuarenta víctimas entre inmigrantes, incluidos varios niños. Después de meses de confusión, las autoridades alemanas reaccionaron contra esta plaga, especialmente intensa en los territorios de la antigua Alemania Oriental, con una dura represión de los núcleos en los que germina esta ideología y en los que se indoctrina a los jóvenes en el odio. En pocos meses la oleada de ataques había concluido. Vigilancia continua y represión de todos los intentos de movilización y operatividad de los sectores nazis es no sólo la mejor, sino la única forma efectiva para la sociedad democrática de hacer frente al mensaje político criminal del nazismo. El Gobierno alemán habrá de dictaminar si su policía ha bajado la guardia. Porque no son suficientes las detenciones de los autores materiales de este crimen, el más grave cometido por nazis en Alemania desde 1945. Es todo el submundo político-criminal del nazismo el que debe ser reprimido con la autoridad moral que confiere al atado la defensa de las libertades y la. seguridad de los ciudadanos de todo origen. Es imprescindible en todas partes. Y especialmente en Alemania.
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