Peres reafirma su apoyo a las elecciones palestinas del día 20

Israel demostró ayer más firmeza que los palestinos en el intento de aplacar los temores desatados a raíz del último acto de violencia en vísperas de las elecciones generales palestinas del sábado. Horas después de que pistoleros islámicos abatieran a tiros a dos soldados israelíes en las inmediaciones de Hebrón la noche del martes, el primer ministro, Simón Peres, dijo: "No vamos a permitir que estos grupos decidan si va a haber o no elecciones".

Las palabras de Peres constituyeron la más clara manifestación de que el Gobierno laborista israelí sigue apoyando la celebración de los comicios en Palestina, a pesar de los ataques de organizaciones extremistas musulmanas y a pesar también de la agitación que se ha abatido sobre el panorama electoral a raíz de denuncias de interferencias israelíes y de la crisis provocada por la huelga de hambre de prisioneros palestinos.Pero los palestinos de Hebrón no parecían convencidos de que las elecciones del sábado vayan a transcurrir con la normalidad que espera el Gobierno israelí. La Autoridad Nacional Palestina anunció ayer que reforzará la seguridad en Cisjordania y Gaza para evitar que se perturbe el orden en vísperas de las elecciones. Pronósticos poco halagadores se hacían ayer en el helado auditorio público de Hebrón, donde la facción Al Fatah, de Yasir Arafat, ha instalado su cuartel general electoral. "Puede haber muchos problemas", dijo Nabil Amer, el ex embajador de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Moscú y una de las figuras mas prominentes del cartel de Arafat.

Absentismo en Hebrón

"Hay que ver cómo va a reaccionar Israel tras el ataque del martes por la noche y si las medidas van a contribuir a acentuar el clima de intimidación que han creado en Hebrón", señaló Amer ante la presencia de, soldados israelíes en esta populosa ciudad, donde viven 400 colonos judíos, puede desanimar a los electores.Autoridades de Hebrón afirman que las razones de un posible absentismo van más allá de los efectos de la ocupación militar israelí. Incluso allegados a Arafat prevén un tácito boicoteo de los comicios, no tanto por órdenes de Hamás, que tiene aquí su bastión en Cisjordania, sino por la desilusión popular con el proceso de paz.

"El proceso no va del todo bien", declaró Rafic Natche, ex embajador de la OLP en Arabia Saudí y candidato por la lista de Al Fatah. "La gente no siente un cambio real y tiene que lidiar todos los días con la ocupación israelí y los abusos de los colonos judíos", dijo, lo que expresa un sentimiento profundamente arraigado en Hebrón. "Yo fui detenido brevemente por soldados israelíes el martes cuando realizaba mi campaña sin violar ninguna de las disposiciones vigentes", agregó.

Hebrón votará bajo la sombra de los soldados israelíes. Es la única gran ciudad palestina de la que los soldados israelíes no se han replegado, en conformidad con el plan de paz conocido como Oslo 2, precisamente por la negativa de los colonos a abandonar sus asentamientos. Las elecciones del sábado deberán consolidar el poder de Arafat en Gaza, Cisjordania y el diminuto enclave árabe de Jerusalén. Arafat, en unas declaraciones a un diario palestino, aseguró que una victoria del 51 % reflejaría el carácter democrático de la sociedad palestina. Los primeros sondeos le atribuyen. alrededor del 80% de los votos.

Las elecciones servirán para elegir a 88 miembros del Consejo Legislativo Palestino y confirmar a Arafat como líder de los palestinos con el título de presidente ejecutivo. Casi 700 candidatos compiten por estos escaños. Las organizaciones islamistas como Hamás y sus aliados tácticos de las facciones izquierdistas boicotean el evento por lo que lo consideran como una claudicación frente a los dictados de Israel, que ignora a los refugiados palestinos, la situación de los millares de prisioneros y abandonan la cuestión de Jerusalén.