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Bueren deja a Garzón Ias llaves de Intxaurrondo

El 'caso Lasa / Zabala' implica a ex agentes del cuartel de la Guardia Civil

Desde el próximo martes, cuando el Consejo General del Poder Judicial examine la excedencia de dos años solicitada por el juez Carlos Bueren, y hasta fines de febrero, fecha en que previsiblemente tomará posesión el nuevo titular, del juzgado, central de instrucción número 1, Baltasar Garzón asumirá los principales su manos sobre la guerra sucia de la Audiencia Nacional. Garzón ya investiga el atentado del hotel Monbar y los asesinatos de Ramón Oñaederra y Juan Carlos García Goena, todos atribuidos a los GAL.La noticia de que Garzón se hará cargo, coincidiendo con la campaña electoral, de la instrucción del caso Lasa y Zabala ha causado inquietud en círculos del Gobierno, que se enteraron el pasado fin de semana del abandono de Bueren. Ya en el sumario por el caso Oñaederra, Garzón interrogó al ex director. general del Cesid Emilio Alonso Manglano, al coronel Juan Alberto Perote y al teniente Pedro Gómez Nieto a la búsqueda del hilo conductor entre el servicio secreto, Intxaurrondo y los GAL. Las pesquisas no parecieron tener éxito y el juez se quedó, a las puertas del cuartel donostiarra, que dirigía el hoy general Enrique Rodríguez Galindo.

Con el caso Lasa y Zabala, Garzón entrará de lleno en Intxaurrondo, hacia donde conducen todas las diligencias practicadas por Bueren desde que en mayo se hizo cargo del sumario. Las pruebas de ADN habían demostrado semanas antes que los cadáveres conservados durante diez años en el depósito de Alicante correspondían a los presuntos etarras.

Dos antiguos agentes de Intxaurrondo, el ex sargento Enrique Dorado Villalobos y su compañero Felipe Bayo Leal, han sido imputados por Bueren del doble asesinato, aunque no ha tomado ninguna medida contra ellos.

A fines de diciembre, Bueren sometió a Dorado y Bayo a sendos careos con el ex agente Francisco Javier Olivar, quien se desdijo de anteriores declaraciones, en las que acusaba a los primeros de entregarle una bolsa de deporte con los DNI de Lasa y Zabala.

El testimonio de Olivar no era, sin embargo, el primero que acusaba a Villalobos y Bayo. El contrabandista Pedro Luis Miguéliz, Txofo, y el policía Ángel López Carrillo, declararon en contra de los dos agentes y el segundo facilitó incluso las llaves de La Cumbre, actual residencia del gobernador de Guipúzcoa, donde supuestamente estuvieron secuestrados Lasa y Zabala. Los testimonios se han completado con registros en los domicilios de Dorado y Bayo, así como análisis de sus cuentas, en las que constan ingresos multimillonarios en 1993 y 1994.

Garzón hereda un sumario que ocupa ya 18 tomos y más de 5.000 folios, incluidos los informes del comisario general de Policía Judicial, Enrique de Federico, y el jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil, Francisco Fuentes por orden de la viceministra de Interior, Margarita Robles.

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La necesidad de tomar en breve alguna decisión, bien sea el archivo de la causa por falta de pruebas, el procesamiento de los ex agentes o el interrogatorio de sus superiores, explicaría, según fuentes policiales, la inesperada decisión de Bueren de colgar la toga. Esta tesis era negada ayer por el, presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger.

En cualquier caso, Garzón no podrá, profundizar en el polémico sumario en las semanas que esté a su cargo, ya que no deberá descuidar sus propios asuntos ni los que, junto al caso Lasa y Zabala, le deja Bueren. Entre otros, el secuestro de José María-Aldaya.

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