Sólo un 15% ha ido superando limpios los cursos en Empresariales de Salamanca
"Tensión, mucha tensión", es, el término manejado constantemente, porque los exámenes cuatrimestrales se alzan como elemento general de discrepancia frente a los nuevos planes de estudio entre los alumnos de la primera promoción de la carrera de Administración y Dirección de Empresas en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Salamanca. Una promoción que, se afirma, no ha tenido muchos abandonos desde su arranque hace cuatro años, pero que sí ha ido disgregándose al sembrar un reguero de repetidores que se considera superior al normal. No supera el 15% el porcentaje de matriculados que logran sacar el curso "limpio".La licenciatura exige un total de 304 créditos, hay 31 asignaturas troncales, otras nueve obligatorias y es preciso alcanzar 54 créditos entre 19 materias optativas de seis créditos cada una.
La presión es muy fuerte, constante además, porque si suspendes en febrero, ya quedas colgado con la asignatura hasta septiembre", señala Justo López, quien coincide con el grupo de estudiantes consultados entre los que Nieves Alonso asegura que el método supone "una carga". Sin embargo, María Yuste abiertamente mantiene su preferencia por este sistema, "aunque esté agobiada en febrero y en junio", argumenta, "porque durante el resto del curso puedo ordenar mejor mi trabajo".
Como cobayas
José Ignacio Gómez Sánchez apunta: "Estamos sirviendo de cobayas, y por ello nos está ocurriendo que, en realidad, los cuatro años de carrera significan que nos meten todo más apretado que antes, y eso se nota y machaca mucho". En ese sentido, Justo López se lamenta de que "hablar de que ha habido un cambio rotundo a favor de la calidad, está por ver, porque lo único que ha aumentado, ha sido la tensión". Varios estudiantes concretan que en quizá demasiadas asignaturas queda bastante materia pendiente de tocar. "Los temas están muy comprimidos y se va con mucha prisa", precisa Luis Caneiro.Para Julio Alonso Losada, los nuevos planes de estudio "están mal estructurados, porque se está viendo que lo que buscamos es simplemente pasar los exámenes, cómo poder pasar cursos, cuando la aspiración debería ser calar en las materias. Pero desde que llegamos en octubre sólo nos mentalizamos en pasar exámenes". Alonso piensa que no importaría demasiado que la carrera durara un año más, como antes, siempre que ello sirviera para contar con seminarios y prácticas, "porque-'dominaríamos más el tema" dice, "a diferencia de lo que pasa ahora, que vivimos sometidos a esta tortura, a este carrusel de exámenes". José Ignacio Gómez apunta que, "en realidad, los cuatro años son ficticios, porque sólo a muy poquitos no se les alargará la carrera con este sistema: la verdad es que no se aprueba; que se arrastran más y más asignaturas y que la frustración es superior a la que hubiera supuesto una etructur de cinco cursos, que de todas formas no nos los quita nadie''.
La configuración de la carrera también le parece "académicamente agobiante" a Gabriel Álvarez, quien no advierte ventajas en la preparación recibida. Sólo la discrepante María Yuste ve aspectos favorables en "un sistema", excplica, "que me ayuda a mantener mi ritmo, porque me puedo organizar en una situación más flexible, con menos interferencias ajenas".
Pero la alumna menos crítica coincide con sus compañeros cuando salen a colación las prácticas, cuya ausencia lamentan unánimemente precisamente porque la formación práctica se presentó como el aspecto clave de la reforma. "Vamos a salir al mercado de trabajo sin saber ni dónde ir ni cómo funcionar, porque faltan medios para el trabajo de campo", se lamenta. Nieves Alonso apostilla que es poquísima la gente que ha podido acceder a una práctica por primera vez este año que, además, se asignan con unos criterios de selección que tampoco entienden.
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