Una adiestrador de perros
David Guerrero vivía en el distrito de Moncloa con su hermana y sus padres. Era adiestrador de perros de la Unidad Canina de la Guardia Real, en el acuartelamiento de El Pardo, desde hace cuatro años. Ayer por la tarde, amigos, familiares y compañeros derramaban su pena en el tanatorio de la M-30."Era la alegría del cuartel", sollozaba uno de sus compañeros. "Por él se ponía el belén en Navidad, por él reíamos" recordaban sus allegados. Pero sus más fieles amigos eran los perros. "¿Amante de los animales? Mucho más", decía un cabo del cuartel de El Pardo.Los amigos de David fueron goteando sus lágrimas durante la tarde. A las seis de la tarde, medio centenar de jóvenes se concentraban en el tanatorio. No tenían ganas de hablar, sólo para llorar. "Es que era alguien muy especial", decía una chica. "Si te quedas aquí verás cómo la gente le quería" añadía otra joven.
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