La naturaleza más valiosa del sur español se recobra con el agua, tras agonizar seis años
En dos meses llovió en Doñana y La Mancha el doble que el año hidrológico 95-95
Con las lluvias de noviembre y diciembre, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura han recuperado el optimismo en cuanto a la conservación de sus espacios naturales más valiosos.Lagunas como La Janda, en Cádiz, desecada hace décadas por motivos agrícolas, han recuperado el agua. En Doñana. están eufóricos, pues las marismas vuelven a estar encharcadas. Y La Mancha húmeda ha dejado de ser parda. Pero no está todo resuelto. Para que los acuíferos den vida más permanente a zonas como las Tablas de Daimiel las lluvias tendrían que seguir durante años.
Así de golpe y en poco tiempo, el tramo final de 1995 ha hecho que este año hidrológico (se cuentan de octubre a octubre) recupere la sana normalidad, que no llegaba desde 1989. "Da gusto salir al campo", dice Mariano Maraver, consejero de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla-La Mancha., "La naturaleza ha cambiado totalmente, con mucha vegetación espontánea. Se ha vuelto verde. Hay ya una capa de tierra humedecida de más de tres metros y medio. Y sigue lloviendo". El jueves por la noche, Toledo parecía el arca de Noé. En la parte oriental del Guadiana, la zona de La Mancha húmeda, han caído en noviembre y diciembre 265 litros por metro cuadrado, casi el doble que todo el anterior año hidrológico 1994-1995. Tan espectacular descarga del cielo ha permitido mejorar no sólo la treintena de humedales que el Gobierno de Castilla-La Mancha tiene catalogados como de especial interés, sino que está permitiendo recuperar vegetación leñosa, como los olivos y la encinas, que a pesar de su porte tan austero estaban sufriendo de debilidad por falta de agua.Una de las áreas más beneficiadas ha sido la de los Montes de Toledo, donde se sitúa el nuevo parque nacional de Cabañeros, donde han caído nada menos que 400 litros por metro cuadrado. Donde menos ha llovido ha sido en la parte donde se sitúan los embalses de Entrepeñas y Buendía, corazón del trasvase Tajo-Segura, que se, encuentran con. sólo un 9% de su capacidad. Esto significa para el consejero lo "fallido" de esa obra, "lo mal que se planeó sin tener en cuenta el régimen pluviométrico".
El corazón del humedal
En las Tablas de Daimiel, podría decirse que la alegría es contenida. Ha llovido bastante más que en los últimos años, de forma paulatina, tranquila. Desde septiembre, 250 litros frente a los 216 de todo el año pasado. Pero la superficie encharcada de este parque nacional sigue siendo exigua, no llega al centenar de sus 2.000 de extensión. "No ha habido un cambio espectacular en las Tablas", reconoce Manuel Carrasco, director adjunto del parque. Y no lo ha habido porque el agua de ríos y arroyos -sobre todo el Cigüela- apenas ha entrado y porque el auténtico corazón de este humedal las aguas subterráneas, el sobreexplotado acuífero, que para que se recargue y rebose agua de forma natural necesita lluvias como éstas durante mucho más tiempo. "No es cuestión de dos meses, ni siquiera de un año; tendría que seguir lloviendo así años, tres o cuatro, explica Maraver. "Es muy pronto todavía. Hay que tener en cuenta que las lluvias de otoño sirvieron para que la tierra se fuera empapando. Hasta que no ha quedado satisfecha, no empieza a escurrir el agua con sus aportes a las Tablas", termina Carrasco. En cualquier caso, se presenta una invernada interesante de patos y grullas.En Andalucía, todo hace prever que los flamencos podrán volver a reproducirse en la Laguna de Fuentedepiedra (Málaga), una de las más importantes de España, gracias al agua que ha cogido, tras años de abstinencia. En la provincia de Cádiz las nubes se han precipitado mucho y han llegado casi los milagros, como que la laguna de La Janda, cerca de Barbate, esté pletórica. Los humedales de Córdoba han recibido agua abundante prácticamente todos, y se cree que volverá a la zona el célebre pato malvasía. Resumiendo, todo lo que padecía desde 1989 estrés hídrico, que así se llama, ha recibido un tratamiento de choque de alivio.
Las lagunas que rodean el parque de Doñana también es tán de enhorabuena. Como explica el director del parque natural del entorno de Doñana, Javier Cogos, el complejo de 300 lagunas de la zona oeste está totalmente inundado, "desde 1989 no había estado así", lo que beneficia a toda la cuenca de La Rocina y, por tanto, a las marismas de la parte de El Rocío. "Todos los arroyos que atraviesan el parque natural y llegan al nacional están llenos", indica. "Las lluvias caídas tienen un gran interés en lo superficial, pero es precipitado todavía para hablar de beneficios para el nivel freático, las aguas subterráneas". A Extremadura, a pesar de algunos golpes violentos de agua, las, lluvias le han, sentado muy bien. Dicho por el consejero de Medio Ambiente, Eduardo Alvarado: "En términos ambientales, las lluvias han tenido unos efectos tremendamente positivos. "Se nos ha recuperado todo", añade. Además, las lluvias de noviembre, más suaves, habían preparado el, terreno, lo habían empapado y dotado de una cubierta vegetal, y frenado así los efectos erosivos de los torrentes con que acabó 1995. El agua, unida a la ausencia de heladas, ha beneficiado sobremanera al campo extremeño, que padecía una sequía intensa, con problemas incluso de alimentación para los ciervos de la Reserva del Cíjara. Las anátidas y limícolas del humedal de Orellana, y grullas y avutardas de los llanos de Cáceres y Trujillo estarán contentas. Como no lo estaban desde hacía seis años.
Más información en páginas 6 y 7 deDomingo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.