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Un fontanero mata a una amiga por creer que le había contagiado el sida y se suicida

Jan Martínez Ahrens

María del Carmen Encinas Novillo, viuda de 44 años, recibió antes de morir la llamada de su asesino. Nadie sabe lo que le contó su antiguo amigo Santiago Montalbán Acevedo, un fontanero de 61 años obsesionado con la idea de que ella le! había contagiado el sida. La apresurada respuesta de la víctima fue clara: "Espérate, que ahora voy", dijo la mujer antes de colgar el auricular. La llamada la había sorprendido en su piso de Vallecas a las 8.35, justo momentos antes de salir -como siempre- hacia la cafetería Terry, de su propiedad. La mujer -rubia, vital, sonriente- se despidió de su hija, metió dos cazadoras que iba a vender a unas amigas en sendas bolsas de plástico y bajó al garaje.Allí abrió la puerta de la furgoneta Ford Express, y cuando se disponía a adelantar el asiento descubrió la trampa: recibió un disparo de escopeta en el pecho. Murió en el acto.-

PASA A LA PÁGINA 3

El asesino dejó escrita una carta donde expresaba su temor al sida

VIENE DE LA PÁGINA 1Agazapado en la parte trasera de la furgoneta, Montalbán, un depresivo, había apretado el gatillo contra una obsesión. Creía -y así lo reflejó en una carta de seis folios- que María del Carmen, a la que había conocido en 1993, le había contagiado el sida. Después del crimen, el hombre, casado y con hijos, se perdió por la ciudad, hasta llegar al parque de San Isidro (Carabanchel), donde buscó asiento en un parterre y se descerrajó un tiro en el pecho.

La escopeta quedó a un metro del cadáver de Santiago Móntalbán Acevedo, que fue descubierto por una patrulla de la Policía Nacional a las 10.45 en el parque de San Isidro. Los agentes advirtieron que el arma contenía dos cartuchos percutidos. El cuerpo, sin embargo, sólo presentaba un balazo. El interrogante se cerraría una hora después, en un garaje de la calle de Malgrat de Mar (Vallecas).

María del Carmen era mujer de costumbres fijas. Todas las mañanas, a las nueve, abría la cafetería Terry, en la calle del Parroco Emilio Franco. A la puerta del establecimiento la esperaba como un reloj la cocinera. El pasado miércoles, sin embargo, la dueña no apareció. La empleada se preocupó. Sobre las 9.30 llamó a la casa de María del Carmen. La hija aún dormía el trabajo de la noche. La llamada, sin contestación, quedó grabada en el contestador. Una hora y media después la cocinera volvió a telefonear. Esta vez tuvo éxito.

La hija, preocupada, llamó a su hermana y bajó a la calle a buscar a su madre. Decidió echar un vistazo al garaje. El cadáver de María del Carmen yacía tendido sobre un asiento.

La letra de la locura

El hecho de que su bolso estuviese abierto hizo sospechar a los investigadores que se trataba de un robo. Esta hipótesis cambió cuando la policía averiguó que la mujer había fallecido de un tiro de escopeta y relacionó el caso con el suicidio del parque de San Isidro y el misterio de los dos cartuchos percutidos. La confirmación final llegó al descubrirse una carta del asesino que revelaba su terrible depresión. Empezada a escribir hace dos años y repleta de direcciones de mujeres, Montalbán. explicaba en el escrito su miedo al sida. Pese a carecer de confirmación médica, estaba convencido, según fuentes policiales, de que la mujer le había, contagiado la enfermedad. Y quería vengarse.

María, del Carmen, viuda desde 1985, había conocido a su asesino en 1993. Coincidieron con un grupo de amigos comunes. No se vieron más de tres veces y jamás tuvieron contacto sexual -siempre según el relato de los familiares de la víctima-. Posteriormente, María del Carmen emprendió una relación estable con un hombre.

La Jefatura Superior de Policía, con todo, informó ayer de que ambos iniciaron una relación sentimental hace un ano y que la correspondencia afectiva se fue deteriorando con el paso del tiempo".

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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