Continuista
Atraviesa el rock duro de puertas para adentro un bache de popularidad que en realidad es socavón por su extensión temporal. Si se exceptúa aquel género que con el apellido de callejero mantiene la atención constante de los aficionados, el clásico metal pasado cayó en desgracia nada más entrar en acción la actual década.Saratoga, que reúne a una serie de experimentados músicos en las viejas formas, ha venido ahora a recordar cómo se hacían las cosas antes.
En un tiempo en que lo que menos preocupa es dominar el instrumento, Saratoga aboga por ejecutar de modo profesional. Conocen sobradamente lo que es ofrecer un concierto competente, y en su presentación oficial madrileña así lo hicieron constatar a su clientela. Jero es un guitarrista hecho a sí mismo que progresa sobre sus propios topes, Fortu todavía cuenta con las facultades vocales que hicieron de él una leyenda nacional cuando se esforzaba para Obús, y la más juvenil base rítmica es de total solvencia.
Saratoga
Fortu Sánchez (voz), Jerónimo Ramiro (guitarra), Niko del Hierro (bajo), Joaquín Arellano (batería). Revólver Club. 400 espectadores. Madrid. 23 de diciembre.
El problema con el que va a toparse Saratoga es que la renovación es mínima sobre los presupuestos de su pasado. Gestos y guiños de los ochenta para los que probablemente ya no exista un público masivo como el de entonces.
El grupo ha optado por una labor continuista y conoce el riesgo que ello supone a estas alturas. La postura es comprensible desde el punto de vista de fidelidad al rock duro de raíces: ahí es nada terminar con el viejo emblema de Smoke in the water.
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