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LA UNIVERSIDAD EN FRANCIA: FIN PROVISIONAL DEL CONFLICTO

Requisar la universidad privada

1995 ha sido el año de la apertura de la primera universidad privada francesa pagada con dinero público. Se trata del Póle Universitaire Léonard-de-Vinci, conocido popularmente como la "fac Pasqua", por ser su máximo inspirador Charles Pasqua, ex-ministro del Interior y presidente de la región Hauts-de-Seine, vecina a París. La "fac Pasqua" ha costado 1.300 millones de francos, es un edificio que ofrece 37.000 metros cuadrados de superficie útil, en el que las puertas se abren con tarjeta magnética, en el que hay ordenadores y CD-Rom para todos, los mejores laboratorios de idiomas y en el que el mármol, el cristal y el acero se combinan con fría sobriedad high tech. En 1995 sólo se han inscrito 158 estudiantes, que han pagado, en concepto de matrícula, 26.000 francos (650.000 ptas). El presupuesto de funcionamiento se ha estimado en 80 millones de francos al año. La "fác" que cuenta entre sus patrocinadores a Pechiney, Bouygues, Alcatel o Ricard, recibe el 85% del mismo de la región. Sólo para cubrir el déficit de los cuatro primeros meses de funcionamiento, la región ha votado ya un crédito suplementario de 13 millones de francos, más del triple de lo conseguido por los 17.000 estudiantes de Rouen después de una semana de manifestaciones.Dicen que las comparaciones son odiosas. Frente a esa catedral privada de la enseñanza, se levanta la universidad de Nanterre, que acoge a 35.000 estudiantes en 17.000 metros cuadrados, que han llegar a clase con media hora de antelación para estar seguros de poder sentarse, en la que los profesores hablan a menudo ante más de 300 alumnos. El resultado de la comparación han sido decenas de pancartas pidiendo la requisa de las instalaciones de la "fac" Pasqua y varias manifestaciones que han intentado cruzar el estrecho puente que une y, sobre todo, separa, la impoluta "fac" a un mundo conflictivo. Pasqua, decepcionado ante el escaso número de inscritos y el poco dinero aportado por los patrocinadores, ha dicho que "aunque estoy convencido de tener razón, de nada sirve tenerla cuando los otros no lo comprenden". Total, no habrá requisa pero ya se estudia "en qué medida una parte de nuestros locales y medios podría servir a la universidad del Estado". De nuevo, aunque sea en nombre del interés colectivo, el Estado salvará de la ruina a unos privados que, en realidad, son propietarios y venden sin apenas haber invertido.

Más información
Las utopías razonables de los estudiantes franceses y las cuentas mágicas de Bayrou

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