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Caldo de cultivo para la paranoia

A expensas de una aclaración definitiva de los móviles, las muertes de Itsasondo sugieren la existencia de una relación entre la paranoia individual del presunto homicida y la que practican colectivamente los que incitan, desde hace tiempo, a atacar a los miembros de la Ertzaintza.La locura que ha llevado a Mikel Otegi a matar a dos agentes a la puerta de su casa no parece ajena al caldo de cultivo creado por quienes han declarado la guerra a la Ertzaintza.

En Itsasondo, como en el resto de la geografía vasca, las paredes exponen los carteles de KAS que proclaman que "los cipayos tambien mienten, reprimen, torturan y asesinan". Las amenazas de "hoy tú de negro, mañana tu familia" y las invocaciones, en un tono obscenamente festivo, al ataque con cócteles molotov que provocó gravísimas heridas a un ertzaina en Rentería, pertenecen ya al ritual de las manifestaciones de los grupos de HB.

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La permanente campaña que trata de equiparar a la policía vasca con las demás fuerzas de seguridad del Estado choca, sin embargo, con la familiaridad despectiva y la beligerancia no siempre exclusivamente verbal con que se comportan estos grupos en sus relación con los ertzainas. Unas horas antes de descargar su escopeta, el presunto homicida insultó y agredió a un agente en un bar.

Pintadas ante las casas de los agentes, amenazas telefónicas y quema de sus coches particulares, forman parte de esa campaña descalificatoria, hecha de simplificaciones, excesos y mentiras a la que se aplican diligentemente todas las estructuras de HB.

Obviamente, esa campaña no explica el comportamiento del supuesto homicida de Itsasondo. Pero ya se sabe que la paranoia que algunos desatan en Euskadi provoca muchas veces la muerte ajena.

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