Francia se integra para "impulsar el pilar europeo de defensa"
El hijo pródigo volvió a casa. Francia oficializó ayer su reincorporación al Comité Militar de la OTAN -la cúpula responsable de los asuntos militares de la Alianza- 30 años después de haberlo abandonado. Su ministro de Defensa también asistirá a las reuniones ministeriales y participará en otras reuniones de alto nivel, pero ha quedado en la ambigüedad en cuáles de ellas. El jefe de la diplomacia francesa, Hervé de Charette, explicó la decisión apelando a la necesidad de "impulsar el proceso" de reforma de la OTAN del año 2000 y de apoyo a la identidad europea de defensa. Cosechó parabienes y alguna ironía. Con esta adhesión, la Unión Europea Occidental (UEO) quedará probablemente como satélite menor de la Alianza Atlántica.
Hervé de Charette recibió los máximos parabienes públicos de sus aliados. Francia "ha tomado una decisión espectacular de la que la OTAN saldrá reforzada", celebró el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, quien dijo constatar una progresiva "convergencia" entre los Gobiernos de Washington y de París. Y en el largo comunicado final los Dieciséis "se felicitaron" por el regreso de París a una "Alianza en mutación". Recogieron también el argumento francés de que la Alianza debe reforzarse "por el desarrollo de un pilar europeo que refleje la emergencia de una identidad europea de seguridad y defensa".["No regresamos a la antigua OTAN", aseguró ayer en París un portavoz del presidente Jacques Chirac, "sino que entramos en la estructura de una nueva Alianza que ahora está en desarrollo y que tendrá nuevas misiones", informa Reuter. "La nueva OTAN no tendrá ni las mismas misiones ni las mismas estructuras. Ya no se trata de un bloque contra otro bloque", añadió. En la misma línea, el portavoz del Ministerio francés de Exteriores, Jacques Rummelhardt, aseguró que Francia está decidida a que la identidad de seguridad europea "se haga con Estados Unidos y no contra Estados Unidos". "Todas estas reformas deben contribuir a una mejor seguridad para Europa". añadió].
Algunos, como el británico Malcolm Rifkind, fueron menos generosos y afilaron su ironía. "Francia ha tenido una relación ambigua con la OTAN, pero ahora opta por volver a su antigua participación porque las nuevas misiones de la Alianza le afectan directamente", susurró, refiriéndose a Bosnia. "El hecho de no participar en los ámbitos militares les dejaba en desventaja", remachó.
Francia ha aprendido tres lecciones de su aislamiento, reconocían algunos diplomáticos franceses, menos pomposos que su ministro: que su país ha extraído pocas ventajas políticas de su apartamiento -mucho más pronunciado que el español- de la estructura militar integrada, mientras que pechaba con sus costes, como el esfuerzo de los cascos azules en Bosnia; que la disputa europea con Estados Unidos por la hegemonía debe hacerse "desde dentro" de la principal organización defensiva del mundo; y que, en consecuencia, el sueño de la UEO (el intento de un pilar defensivo, comunitario y autónomo) debe pasar a segundo plano.
Influencia descendente
En esta nueva aproximación francesa han jugado otros dos factores de primer orden. Uno es la necesidad de ampararse en lo militar para reequilibrar su descendente peso en Europa, frente a la creciente potencia económica y monetaria de Alemania, lo que intentó con las pruebas nucleares en el Pacífico. Y el otro es la irritación por el bloqueo a que está sometida la Unión Europea Occidental.
Mientras el Gobierno de Londres impide su absorción por la Unión Europea, los nórdicos de tradición neutralista que se acercan a ella (Dinamarca, Austria, Finlandia y Suecia) no acaban de integrarse. Ello les supondría el máximo compromiso en la. defensa colectiva y de momento sólo aceptan participar en tareas militares conjuntas de mantenimiento de la paz y de carácter humanitario.
Por más que se pregonase la identidad europea de defensa, el humus doctrinal en que florece la UEO, su papel quedará limitado. El gran sueño de París, una minialternativa europea a la Alianza hegemonizada por Washington, se ha desvanecido. Podrá "reforzarse en algunas misiones", insistían los franceses. Pero no tendrá mucha más luz propia que la que le preste la OTAN, y que bendiga Washington. Será casi su satélite para proyectos localizados de menor envergadura.
Francia, el gran disidente, ha optado finalmente por la Alianza. Vuelve al Comité Militar y a las ministeriales de Defensa, y su titular de Defensa "participará regular y periódicamente en las reuniones de sus colegas", anunció Charette.
Grupo de Planes Nucleares Pero los 16 ministros del ramo se reúnen semestralmente en el Comité de Planes de Defensa (CPD) y en el Grupo de Planes Nucleares (GPN), los dos grandes órganos de planificación de la organización a los que 'teóricamente París no se adscribe arguyendo que no formará parte de la "estructura militar integrada". Se reunirán con el francés para los mismos efectos planificadores, pero eludiendo el título de ambos comités, apuntó el pragmático Rifkind.
Francia se aproxima así, como resaltó Javier Solana, a la postura de especificidad sostenida por España. Ésta participa plenamente en todos los órganos de la OTAN. únicamente, de acuerdo con lo decidido en el referéndum celebrado en 1986, está excluida de la estructura militar integrada, entendida de forma distinta a la de Francia.
Es decir, opera bajo el mando militar, pero conservando el control operativo de sus tropas: cuando el jefe militar aliado toma una decisión que afecta a soldados españoles, su orden debe ser ratificada por el Gobierno como requisito para adquirir validez.
Con Francia sucederá algo parecido, pero de momento -"dejen tiempo para respirar", pidió Hervé de Charette-enmascarando su presencia en el CPD y en el GPN, en reuniones pretendidamente informales. O sea, formales, pero sin etiqueta.
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