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Un problema de ritmos

Carles Solá, rector de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), dice que no se puede generalizar al hablar de los nuevos planes de estudio: "Hay facultades en los que funcionan muy bien y, en cambio, en otras, por diversos motivos, el índice de fracaso ha subido". En opinión del rector de la UAB, hay tres causas que provocan este aumento. En primer lugar, señala Solá, "la atomización de las enseñanzas". Por ejemplo,' explica, en primero de Química antes había cuatro asignaturas y ahora hay una docena repartidas en dos semestres."También es posible que haya un problema de ritmos", añade el rector, "los estudiantes llegan en septiembre a la Universidad y en enero, cuando empiezan a adaptarse a su nueva situación, ya tienen exámenes finales. Este sistema, sobre todo, para los de primero, representa un cambio muy importante respecto a lo que ha sido su hábito de estudio durante toda la vida".

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"En tercer lugar", remarca Solá, "los nuevos planes se han implantado coincidiendo con la contención de los presupuestos universitarios, lo que significa que no se han podido poner en marcha adecuadamente, entre otras cosas, porque requieren muchas más clases prácticas, que encarecen los costes".

La UAB, dentro de los límites de su autonomía, ya ha puesto en práctica algunas medidas para paliar el fracaso en determinados centros, explica Solà, como la evaluación globalizada y la posibilidad de que los alumnos puedan seguir sus estudios a un ritmo más lento "sin ser penalizados".

Satisfacción en la UPC

Por su parte, Jaume Pagès, rector de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) se muestra "Muy satisfecho" de los resulta dos de la reforma en su campus. "En general, ha habido una importante mejora respecto a los planes antiguos", subraya. "Eso no significa que no haya problemas", matiza.

La UPC, explica Pagès, ha aprovechado la puesta en marcha de los nuevos planes para introducir otras iniciativas paralelas, como la fase selectiva y la evaluación global, "que es donde tenemos depositadas nuestras esperanzas", con el objetivo de conseguir unos mejores resultados. De hecho, la implantación de la evaluación global en la UPC en el curso 1992-93, supuso un incremento considerable de las tasas de éxito estudiantil. En opinión del rector, la evaluación global además "permitirá programar el flujo de los estudiantes y adaptarlo a la capacidad del centro".

En cuanto a los retos pendientes, el rector de la UPC menciona el incremento del contenido práctico" de los nuevos programas. Y sobre las críticas de los estudiantes en el sentido de que los nuevos planes conllevan mucha más carga lectiva, Pagés argumenta que si bien es cierto que ésta "es alta, no lo es más que antes, incluso en algunos casos, el número de horas de clase ha disminuido".

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