Clinton ratifica la prioridad de Europa en su política exterior con la firma de la Agenda Trasatlántica

"Un salto cualitativo", afirmó Felipe González; "un día muy importante", declaró Bill Clinton, y "un momento histórico", recalcó Jaques Santer. El jefe del Gobierno español y los presidentes de EE UU y de la Comisión Europea no ahorraron palabras para resal tar ayer la importancia de la firma de la Nueva Agenda Trasatlántica y el Plan de Acción Conjunta que refuerza las relaciones entre la Unión Europea y EE UU. Con esta doble firma en Madrid y el envío de 20.000 hombres a Bosnia, Washington confirma que la relación con el Viejo Continente sigue siendo prioritaria para la única superpotencia.

Sólo los presidentes de EE UU -ni siquiera Mijaíl Gorbachov cuando dirigía la URSS- logran que en el palacio de la Moncloa se habilite el comedor del Consejo de Ministros para celebrar conferencias de prensa.El salón sirvió primero para que González y sus dos huéspedes firmaran, con 50 minutos de retraso sobre el horario previsto, sendos documentos en una mesa. Detrás, en la pared, había sido colocado un mapa en el que figuraban América y Europa unidos por las banderas norteamericana y comunitaria entrelazadas. "Volvemos enseguida", dijo Clinton al levantarse después de rubricar. Mientras, los ujieres empezaban a desmontar la mesa para sustituirla por tres atriles con micrófonos en los que se apoyaron los mandatarios durante su rueda de prensa.

"Hasta ahora los europeos y los norteamericamos manteníamos consultas, hoy vamos a pasar a la acción" gracias a los documentos que ponen al día el marco de las relaciones entre EE UU y la Unión Europea. Éstas se habían regido hasta ahora por la Declaración Trasatlántica de 1990, que se había, quedado vieja.

González anunció que Noruega, Islandia e incluso Canadá podían sumarse a la iniciativa. La diplomacia española había evitado asociar a Canadá al proyecto para "vengarse" de su actitud durante la guerra del fletán, pero ayer el jefe del Gobierno dio la impresión de perdonar a Ottawa, agradeciéndole así, acaso, su visto bueno tardío al nombramiento de Javier Solana al frente de la OTAN.

"Pieza clave"

La nueva agenda resalta primero que "la OTAN constituye para sus miembros la pieza clave de la seguridad trasatlántica al garantizar el vínculo indispensable entre Europa y América del Norte". "Una nueva adaptación de la estructura política y militar de la Alianza fortalecerá el pilar europeo", prosigue. Washington y los Quince se comprometen además a trabajar conjuntamente y con audacia para restablecer la, paz en Bosnia.

El Plan de Acción Conjunta se divide en cuatro apartados. En el primero, ambas partes anuncian que conjugarán sus esfuerzos para fomentar la paz, la estabilidad y la democracia. El fortalecimiento de los esfuerzos para luchar contra el crimen organizado, el tráfico de drogas, el terrorismo y la inmigración ilegal es el objetivo del segundo.

En el tercer capítulo, los firmantes aseguran que llevarán a cabo un estudio conjunto sobre cómo reducir o eliminar los aranceles y demás impuestos para fomentar el comercio pero, en contra de los deseos de países como el Reino Unido, Alemania u Holanda, no preconizan establecer una zona de libre comercio. El plan concluye abogando por ahondar el diálogo trasatlántico entre empresarios, profesores, artistas...

Los partidarios del libre comercio han lamentado que no haya quedado fijado en el plan. El representante de Clinton para comercio exterior, Mickey Kantor, les ha consolado. Según él, se pueden alcanzar las metas deseadas sin llamarlas por su nombre.