Westendorp tiene muchos números para suceder a Solana
Los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores apuestan por Carlos Westendorp, secretario de Estado para la Unión Europea (UE), como sustituto de Javier Solana al frente de la diplomacia española, aunque también barajan otros nombres, como el de Juan Antonio Yáñez, embajador de España ante Naciones Unidas.El nombramiento del nuevo ministro de Exteriores, al que algunos diplomáticos guasones llaman "reina por un día" porque cesará en el cargo en abril, se producirá a partir del 17 de diciembre, justo después del Consejo Europeo de Madrid al que asistirá Solana antes de tomar posesión.
Solana sugerirá en los próximos días varios nombres al jefe del Gobierno, Felipe González. La relación del ministro con su secretario de Estado no es fluida, pese a lo cual es posible que Westendorp figure en la terna.
Westendorp es, en efecto, el hombre más adecuado, en opinión de numerosos diplomáticos, porque conoce al dedillo los asuntos europeos y la mecánica comunitaria, que constituyen el grueso de la política exterior española. Antes de ser nombrado secretario de Estado, Westendorp fue, a partir de 1986, representante de España ante la UE. Es miembro del- PSOE, aunque no ostenta ninguna responsabilidad en el partido.
El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, mostró ayer sus preferencias como nuevo titular de Exteriores por el encargado, de las relaciones internacionales del PSOE, Raimon Obiols. "Sería un gran ministro", dijo, sería, fántástico" y "lo haría maravillosamente bien". Su nombre suscita reticencias entre los diplomáticos, que ven en su posible nombramiento un intento de promocionar a un dirigente socialista con ninguna experiencia de gobierno y menos de un ministro como el de Exteriores.
Embajador ante la ONU
Yáñez, ex director del Departamento Internacional de Presidencia del Gobierno, también suena en los pasillos del palacio de Santa Cruz, la sede del ministerio. Militante del PSOE, fue nombrado al frente de la misión de España ante la ONU para poder sentarse en el Consejo de Seguridad, un asiento que abandonó el 1 de enero, cuando concluyó la etapa española en el máximo órgano de Naciones Unidas. Hombre nada carismático, es además bastante indeciso, lo que hace dudar a su entorno que pueda desempeñar el cargo.
El 31 de diciembre concluye la presidencia española y muchos altos, funcionarios que se han desvivido durante este semestre suenan con dejar Madrid para trabajar menos y ganar más al frente de una embajada. A partir de enero y hasta junio, España seguirá, sin embargo, desempeñando responsabilidades especiales en la UE porque formará parte de la llamada troika que presidirá Italia.
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