Juan Cueto celebra los 50 años de la televisión con el libro 'Pasión catódica'
Frente al tan cacareado centenario del cine, la televisión lleva ya 50 años y su medio siglo no ha sido celebrado ni recordado por nadie, siendo como es un invento que ha cambiado como ningún otro la visión y la banda sonora del planeta. Esta es la perspectiva de Juan Cueto, que lleva 20 años escribiendo sobre televisión y que incluso ha dirigido una, Canal, +, hasta fecha reciente. Su libro Pasión catódica, publicado en una pequeña edición en Asturias hace cinco años y revisado ahora y recuperado por la editorial EL PAÍS Aguilar, es un canto amoroso al tresillo iniciático, al salón de estar televisivo, al audímetro de las conversaciones del supermercado y a un futuro de liberalización digital."Aquí la televisión sigue siendo considerada un pecado, una infamia, a pesar de los magníficos columnistas que escriben sobre ella", dice Juan Cueto sobre el panorama televisivo español, al que considera pobrísimo. "Esto se debe a la influencia nefasta de ciertas élites que consideraban que era el demonio. Pero la televisión no se para con esos vade-retros ".
La emisión en digital, la liberalización de satélites el 1 de enero de 1996, la televisión a la carta y la identificación del cable con la pantalla, pero del ordenador, marcan el futuro de este medio en España, explica Juan Cueto, que vive ahora en el campo asturiano y recibe desde su casa 125 canales mediante los barridos de la parabólica.
Venta de acciones
Frente a ese futuro de un medio cada vez más personalizado, el escritor observa en España varias distorsiones, empezando por la lucha entre las televisiones generalistas por un mercado publicitario muy pequeño. "Las empresas no tienen organizada la estructura accionarial", explica, "y la batalla de audiencias se produce, en vez de para recabar publicidad, para recabar una cuota de mercado que permita vender mejor las acciones". La consecuencia es una programación "más atenta al coyunturalismo que al mercado". Cueto sentencia que la televisión generalista "será lo que sea el mercado publicitario del país", y no ve en todo ese barullo "más de 2,5 televisiones generalistas". "El resto", añade, "lo decidirán los abonados".
Los abonados representan la desmasificación, gente "que va a ser difícil que coincida al comentar el programa de ayer y que, en todo caso, quedará con sus amigos en casa para ver el programa que quiere". "Las televisiones de masas han dejado de tener sentido", afirma Cueto, que insiste en que los abonados del mercado de pago se alistan a ciertos productos y no a determinadas tecnologías. "Aquí se habla del cable y no se habla de contenidos y programas", dice. "Y la gente no quiere comer cable sino ver cosas".Cueto acaba refiriéndose al hecho de que en España existe uno de los mercados televisivos "más calientes", hasta el punto de que en la segunda industria exportadora de Estados Unidos, el audiovisual, España ocupa el sexto lugar entre los clientes: "El cine es uno de los grandes motores del consumo en este país, lo que configura a España como un lugar excepcional de consumo audiovisual, siendo como es uno de los menos exportadores".
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