Lo 'nuevo' del Prado
Con el título de Últimas adquisiciones (1982-1995), presenta el Museo del Prado una muestra con el conjunto de obras ingresadas en su colección bien por compra directa de la, institución, bien por donación de particulares, durante la etapa de gobierno socialista, a juzgar por las fechas propuestas para la revisión. Hay que aclarar que se han excluido, lógicamente, de, la exposición las obras del legado Villaescusa, salvo en el caso del cuadro de Cecco de Caravaggio, una obra que no pudo exhibirse con el resto de las que se compraron con la herencia del citado mecenas cuando se le organizó el homenaje en 1993.Sea como sea, -se trata de un conjunto de 51 piezas, todas pinturas salvo una bandeja flamenca del XVII, de Wierick Sommers, cuya exhibición- conjunta tiene el indudable interés, además del antes mencionado, de mostrar al público el flujo de ingresos en la colección, que es, sin duda, lo que más acredita la, vida de un museo, que nunca debe dar por cerrada la ampliación de sus, tesoros, por muy, abundantes y célebres que éstos sean.
Analizado este flujo, hay que señalar que, si exceptuamos el extraordinario caso de Villáescusal todavía el peso del Estado en las compras es comparativamente abrumador, lo que no debería ,ser así, y esperemos que comience a ser remediado no sólo mediante la nueva Ley de Mecenazgo, sino a través de un cambio de actitud Por parte de las institucionés beneficiadas, que muchas veces parecen avergonzarse y re peler las donaciones.
Lo digo ahora cuando precisamente el Museo del Prado, tradicionalmente un mal ejemplo en este sentido, está dando inequívocas pruebas de un positivo cambio de orientación al respecto. En todo caso, hay que señalar que entre las donaciones particulares las hay de tires tipos: donación testamentaria, donación directa caso de la Fundación de Amigos del Museo del Prado y, acuerdo con el Estado para el pago de impuestos.
Por lo demás, aunque la mayor parte de estas obras están regularmente expuestas al público desde su ingreso oficial, el conjunto que ahora se exhibe unitariamente nos ofrece además algunos ejemplos de sobresaliente calidad artística. Destacaré uno, a mi juicio, impresionante y hasta ahora no conocido por el público: el que se nos presenta como anónimo veneciano del siglo XV, San Antonio abad, en meditación, que tiene todas las trazas de ser un formidable, Giovanni Bellini, pero aunque no pudiese corroborarse por completo tan alta autoría, no por eso dejaría de ser uno de los mejores cuadros del quattrocento que posee el Prado, lo que significa mucho, porque es ésta una de las lagunas mayores de nuestra maravillosa pinacoteca.
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