Los objetos de un crucero por el Mediterráneo
La Residencia de Estudiantes recrea el viaje de universitarios en el verano de 1933
Un viaje sentimental, desde la memoria de los objetos, propone la exposición Crucero universitario por el Mediterráneo (verano de 1933), que se inaugura mañana en el pabellón transatlántico de la Residencia de Estudiantes, en Madrid (Pinar, 23). Un curso humanidades en las mismas fuentes de civilización europea fue la propuesta de Manuel García Morente, desarrollada durante 45 días por 188 profesores y estudiantes a bordo del Ciudad de Cádiz. Entre los pasajeros, nombres de la cultura española contemporánea como Manuel Gómez Moreno, Elías Tormo, Antonio García Bellido, Julián Marías, Salvador Espríu, Jaime Vicens Vives, Soledad Ortega, Isabel García Lorca, Fernando Chueca.
La maqueta de la motonave de dos chimeneas Ciudad de Cádiz, llegada ayer desde el Museo Marítimo de Barcelona será el centro de la exposición que permanecerá abierta en la Residencia de Estudiantes hasta el mes de enero. Su comisario, Juan Pérez de Ayala, cuyos padres se conocieron durante el viaje, ha reunido documentos de los pasajeros y familiares hasta montar en varias vitrinas más de 300 piezas entre fotografías, dibujos, cartas, folletos, libros, revistas y recortes de prensa, que se amplía en el catálogo.'"El mundo académico y de investigación disfrutará con estos materiales y para el visitante actual se encontrará con una exposición de viaje que forma parte de la historia académica y cultural", declaró ayer Juan Pérez de Ayala. Un mapa indicará el itinerario del crucero, que durante 45 días del verano de 1933 recorrió Túnez, isla de Malta, Egipto, Palestina, Turquía, Grecia e Italia, con catedráticos y profesores de la Facultad, de Filosoffia y Letras de Madrid y estudiantes de esta facultad y de las escuelas de arquitectura de Madrid y Barcelona.
Julián Marías cumplió 19 años en Túnez. "Fue algo extraordinario, por la personalidad de García Morente y la experiencia de convivencia entre profesores y estudiantes". Soledad Ortega también recuerda "el empuje y la capacidad de García Morente" como decano de Filosofía y Letras y director del crucero. No ha podido encontrar testimonios físicos para aportar a la exposición. "El crucero no pudo tener continuidad por la guerra civil, que lo cortó todo"."No era un viaje de fin de curso, sino un curso de humanidades", dice Pérez de Ayala. La muestra se quiso organizar en los años ochenta con motivos diversos, como los 50 años del crucero o el centenario de García Morente. Entre los materiales expuestos figuran un diario inédito de Enrique La-fuente Ferrari y fotografías realizadas durante el viaje por Pascual Bravo y Emilio Camps. En el catálogo se recogen otros textos de Gregorio Marañón, Guillermo Díaz-Plaja y Ruiz Castillo. "Hay un antes y un después de este viaje que marca a toda una generación y tiene repercusiones en los mismos profesores que conocían también los países de su especialidad, como Antonio Tovar o García Bellido".
Los documentos de la exposición ilustran las repercusiones del crucero en los puertos, como la colaboración de la Liga Hispano-Helénica, presidida por el poeta Kostis Palamás, y los encuentros con las comunidades de sefardíes. La expedición tuvo otras consecuencias, como la formación de parejas. El comisario de la muestra cuenta hasta siete matrimonios surgidos en el Mediterráneo. A lo largo del crucero se dieron 27 conferencias" preparatorias y los alumnos disponían de una biblioteca. En 1934 se realizó una exposición de fotos y Espasa-Calpe publicó Juventud en el mundo antiguo con textos premiados de Alonso del Real, Marías y Grañell.
El Ciudad de Cádiz, cedido por la Compañía Transmediterránea, tiene su propia historia, desde la construcción en Italia en 1929 como Infanta Cristina hasta su hundimiento el 15 de agosto de 1937 por el submarino italiano Ferrari.
Babelia
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