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El PP aprueba sus primeros presupuestos "rigurosos" sin apenas debate político

La mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de Madrid dio ayer luz verde a los presupuestos municipales para 1996. Son los primeros -en los cinco años que el alcalde, José María Álvarez del Manzano lleva gobernando Madrid- que recogen previsiones "rigurosas", de ingresos y gastos, según reconoció el concejal de Hacienda, Pedro Bujidos, y la propia primera teniente de alcalde, Esperanza Aguirre. Las cuatro horas de sesión dieron para muchas prisas en los bancos de los ediles y poco de bate en el pleno supuestamente más político de toda administración.

El escaso calado del debate quizá tuvo que ver con el tranquilizante intravenoso que se había inyectado poco antes el concejal socialista que debía criticar las cuentas presentadas por el PP. Enrique Tierno Pérez-Relaño se dolía de un esguince en la mano derecha que se produjo el domingo por la noche al caer por unas escaleras. Aún así, Bujidos no se libró de alguna que otra puya: " Cuando no existe una política clara surge la mediocridad", dijo, y añadió una una "felicitación psiquiátrica" a los funcionarios que diseñaron el presupuesto por las modificaciones "mareantes" que sufrió el proyecto durante su elaboración.Tanto Bujidos (quien hizo un discurso más técnico y des criptivo que político). como Aguirre hicieron hincapié en el hecho de que este año se han incluido en los presupuestos todos los gastos y todos los ingresos: 351.789 millones de pese tas, un 6,92% superior al presupuesto real de 1995 (329.000 millones). Algo que hasta ahora el anterior edil de Hacienda, Fernando López Amor (ahora concejal de Economía, Empresas y Comercio), había evitado para proclamar año tras año la rebaja en el gasto, público municipal. Que luego aumentaba.

El superávit normal

El año pasado se jactó López Amor de haber reducido el presupuesto, pero la realidad le llevó la contraria: se gastaron (y también se ingresaron) 9.000 millones de pesetas más de lo previsto. Bujidos le justificó en parte (culpó a órganos dependientes de la administración central de proporcionar censos incompletos): "Y así era normal que se generase un superávit", sentenció Bujidos. El concejal de IU Gerardo del Val afirmó que los presupuestos de Bujidos eran un reconocimiento de que los anteriores venían "tocados". El responsable de Hacienda protestó en su réplica: "Aquí no pasa nada de nada".Por su parte Aguirre abundó en la transparencia de este presupuesto y arguyó que e incluso se había previsto el gasto por la elaboración del nuevo padrón, en caso de que se renueve, y el recargo en la cotización empresarial a la Seguridad Social, sobre el que una sentencia reciente proyecta dudas. "Si no se gastan, esas partidas se destinarán a pagar la deuda", prometió Esperanza Aguirre. Los grupos de la oposición reiteraron sus protestas tradicionales. Los socialistas arremetieron por los flancos de la "innsolidaridad" y el "centralismo." de los presupuestos presentados por el PP. IU atacó la "escasa inversión" y el "electoralismo" que recogen las cuentas para 1996. El portavoz de IU, Paco Herrera, criticó la bajada constante en las inversión municipal desde 1990: "Si tomamos como valor 100 la inversión de hace cinco años, la de 1996 será 34". El líder del PSOE, Juan Barranco, le concedió al alcalde el "dudoso honor" de aprobar el presupuesto menos inversor de las capitales españolas. Estas cuentas aprobadas reservan para inversiones 2.702 millones de pesetas más que el del pasado año, pero el aumento corresponde a la Gerencia de Urbanismo, que destina - 3.900 millones de pesetas de ese capítulo al pago de sentencias judiciales por expropiaciones anteriores.

Pero el enemigo sufrió pocas bajas en el embite y cedió un territorio simbólico para dar la batalla por finalizada. Aceptó una veintena de las 984 enmiendas (576 del PSOE y 408 de IU) presentadas por la oposición, que significaron una modificación de 345 millones de pesetas en el presupuesto global. El resto, explicó Bujidos, o no eran aceptables o ya estaban asumidas implicitamente en la propuesta del PP.

Bujidos explicó que había elegido las enmiendas aceptadas en función de dos criterios: que fuesen propuestas en las que coincidiesen ambos grupos de oposición y que se refiriesen a mejoras para distritos de sur y este de la capital. Pero esa mínima concesión no contentó a ninguno de los ejércitos opositores, que denegaron el sí a la propuesta de presupuestos del PP. Herrera calificó la cesión de "pedrea".

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El concejal de Hacienda había heredado de su antecesor el recurso retórico de hallar en las palabras del oponente el refrendo a su propia posición: "Dicen que es un presupuesto preelectoral, y de eso se deduce que les gusta. Tendrán que votar en contra, pero les gusta"-. Herrera le respondió con un doble sentido que nadie pareció entender: "Tenernos una relación orgásmica con el presupuesto, pero como somos un poco raros, el gusto nos viene por el lado perverso y no por el natural".

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