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Terenci Moix: "He cogido la respetabilidad oficial y le he dado un baño de ridículo"

Aparece 'Mujercísimas', una novela de humor sobre la España actual

Terenci Moix publica esta semana Mujercisimas (Planeta), una novela que incide más en la línea de humor desmadrado de Garras de astracán que en la vertiente más literaria de su último libro, la novela hístó rica Paulina Bonaparte. Terenci ha decidido entrar a saco con su afilado sentido del humor, en la feria de las vanidades que ofrecen en los últimos años determinados aspectos de la sociedad española. Una ministra de Cultura aficionada a las paellas, financieros corruptos, políticos frívolos, escritores vendidos y princesas de turbio pasado son algunos de los ingredientes de Mujercísimas, una farsa sobre la España actual por la que circulan una cíncuentena de personajes, en buena parte mujeres.

"He querido escribir una novela sobre esta sensación que nos domina de que todo va mal, de que todos van de sofis pero estamos en una sociedad dominada por el mal gusto; vaya, que es una petardada", reflexiona Terenci. "En Mujércísimas me dedico a rebajar categorías que se tienen por altísimas y a pasarlas por la vena satírica que pueden representar Groucho Marx o Woody Allen". La influencia del cine, una de las grandes pasiones de Terenci, se deja sentir en Mujercísimas. "He pretendido hacer una comedia norteamericana, pero lo que pasa es que trasladada a España nos da el esperpento. Cada vez que abro los periódicos me doy cuenta de que estamos atravesando momentos esperpénticos. Lo que he hecho, pues, ha sido coger la respetabilidad oficial y darle un baño de ridículo". A la hora de destripar la realidad actual, Terenci no se ha cortado en absoluto y se ha centrado en el mundo de las mujeres. Un crucero por Grecia para conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora es el marco de esta comedia de enredo. En su alocado crucero, con anunciada aparición de la Virgen incluida, coinciden esposas de políticos y financieros, ministras, escritoras, periodistas... "Tampoco me paso tanto", sonríe Terenci.."Las novelas del género de mujeres ya son así. En Mujercitas había una joven que moría turberculosa y en mi libro hay otro que muere de pajas en un sex shop". "La verdad es que me lo he pasado muy bien", admite Terenci, "pero me he tenido que controlar, ya que tenía tendencia a pasarme. Había un capítulo, por ejemplo, en el que la Generalitat organizaba un concurso de penes y las feministas protestaban porque querían también un concurso de coños".En Mujercísimas hay algunos pasajes que parecen premonitorios, como un andamio que cae en el Teatro Real y un obispo implicado con la Mafia. "Creo que una parte del país, la clase dirigente, ha perdido el sentido del ridículo", opina Terenci. "Sólo hace falta ver una campaña electoral, cómo participan en paellas colectivas, visitas al mercado... Si te fijas en la prensa, las actividades de los políticos y financieros son como una colección de kitsch.Todo es tan fantasmal que tienes la sensación de que estamos ante una nueva caída del Imperío Romano y no sabes por dónde estallará. Y esto no es sólo aquí, sino también en Italia o en Inglaterra, con la princesa Diana explicando sus intimidades por televisión... Da la sensación de que estamos en una civilización que se va a hacer puñetas".

Dado que algunos personajes del libro tienen- un curioso parecido con personajes reales, es obligado preguntarle a Terenci si no terne que empiecen a circular listas de paralelismos. "No me gustaría en absoluto", salta contundente. "Yo trabajo con personajes que son prototipos, pero no personas". ¿Y esa ministra valenciana, Amparo Risotto, y la princesa Von Petarden, que vende su flamante colección de botijos al Estado? "Puse una ministra valenciana porque me hacían gracia todas las connotaciones que tiene y la princesa Von Petarden es también un prototipo social. Niego, en todo caso, que sean personajes reales".

"Odio a los lameculos"

Los escritores tampoco quedan muy bien parados en la novela. "Me revienta", dice Terenci, "el tipo de intelectual que ha vivido del socialismo. Odio los lameculos de cualquier ideología". A la hora de buscar el tono, Terenci ha optado por un estilo cinematográfico, con mucho diálogo. "Es en cierto modo un homenaje al cine, a aquello que decía Fellini de que mi oficio es contar historias".Terenci escribe desde hace 30 años y tiene tras de sí una sólida trayectoria literaria. Ha ganado premios de prestigio, ha protagonizado algún que otro escándalo y mantiene un ritmo de escritura increíble. Al preguntarle si hay dos Terencis en él, el que opta por la vena del humor y el que se centra en obras de más ambición literaria, responde: "Siempre han existido en mí estas dos venas. Empecé con El día que va morir Marilyn, pero también escribí el desmadre de Mundo macho. Amamí, Alfredo y Garras de astracán ya estaban en la línea de Mujercísimas. La próxima novela, de todos modos, será distinta: pienso volver al antiguo. Egipto, que hace tiempo que lo tengo abandonado".

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