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70 cargos de IU y PSOE se encierran para protestar contra la incineradora

Vicente G. Olaya

La izquierda del centro y sureste de la región dio ayer la espalda a la incineradora de Valdemingómez. Unos 70 cargos públicos de IU y PSOE se encerraron, de manera simbólica, en el polideportivo municipal de Rivas-Vaciamadrid (20.000 habitantes). Protestaban contra la incineradora que el Ayuntamiento de Madrid quiere Poner a funcionar en una finca colindante con Rivas. Esta planta quemará al año 180.000 toneladas de basura. Por sus chimeneas se escaparán dioxinas, elementos considerados cancerígenos.

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Mientras los cargos públicos de la izquierda se encerraban en el polideportivo de Rivas, la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, del PP, mostraba su extrañeza. "No entiendo por qué los representantes de IU y PSOE protestan ahora, cuando en anteriores plenos municipales [de Madrid] votaron dos veces a favor de ella".Los encerrados, la mayoría diputados, alcaldes y concejales de los pueblos que, resultarán presuntamente afectados por las emanaciones de la incineradora, coincidieron en señalar "la falta de talante democrático del Ayuntamiento. de Madrid por no atender a las reclamaciones de los vecinos". Curiosamente, la portavoz de la plataforma anti-incineradora, Lucía García, se quejó de que el apoyo de los políticos de la izquierda local llegase con retraso. "Este apoyo tenía que haberse dado hace tres o cuatros años", indicó a Efe.

El diputado de IU Juan Antonio Candil prefirió cargar las tintas en otra parte: "El PP hace caso omiso de los riesgos que para la salud comporta la incineradora".

Para que la planta comience a funcionar es necesario que la Agencia de Medio Ambiente (AMA) -dependiente del Gobierno regional del PP- dé su visto bueno. Y, por el momento, su autorización se hace esperar. El problema surge porque los hornos de Valdemingómez quemarán más de 600 toneladas de basura al día. En el sureste de Madrid, pocos están dispuestos a soportar las consecuencias de esta gigantesca combustión. Valdemingómez producirá unas 15.000 toneladas de cenizas y escorias al año, además de una cantidad todavía no calculada de dioxinas (moléculas derivadas del cloro).

Seveso, 1976

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Los detractores (los ecologistas y los partidos de izquierda) afirman que las dioxinas son unas 70.000 veces más tóxicas que el cianuro. Ponen como ejemplo el caso de la ciudad italiana de Seveso. En esta población, en 1976, una fuga de dioxinas provocó malformaciones congénitas, abortos y casos de cáncer.Los partidarios de la incineradora (el Ayuntamiento de Madrid) replican que este tipo de plantas existe en muchas ciudades europeas. En el centro de París, por ejemplo.

Los científicos, por su parte dudan. Discuten sobre las consecuencias de inhalar o ingerir dioxinas. Sólo coinciden en que emisiones superiores a 0,1 nanogramos por metro cúbico de humos (hacen falta mil millones de nanogramos para juntar un gramo) pueden traer consecuencias fatales. El Ayuntamiento de Madrid asegura que nunca se superará este límite. En el sureste, pocos le creen.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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