Conquistando a pulso la independencia

Pese a haber tenido muchos de sus miembros en el poder, el César Carlos nunca ha estado en el poder, nunca ha funcionado como grupo de presión, tal vez por su lucha permanente por evitar la presión del poder.A lo largo de su medio siglo de historia hay dos momentos críticos en los que el SEU intenta hacerse con el control imponiendo un rector en contra de la opinión de los colegiales. La primera, al poco de su fundación, es respondida por los colegiales con la única arma a su disposición: abandonar el colegio. Más de dos años estará cerrado hasta la llegada de Joaquín Ruiz Jiménez al Ministerio de Educación.

Algunos, aseguran que en esta crisis de 1950 tiene un papel preponderante el enfrentamiento con el Opus Dei, algunos de cuyos miembros llegan a asaltar el colegio cuando uno de los colegiales pierde unas oposiciones a cátedra y sus compañeros opinan que ha sido injustamente otorgada a un hermano del entonces ministro Alfrejo Sánchez Bella, miembro del Opus Dei. Se presentan donde se anuncia la votación y la patean. En 1970, cuando llega Ignacio García, al SEU, intenta de nuevo la misma operación y está a punto de provocar otro abandono masivo de los colegiales, que evita, finalmente, el buen criterio de Rodolfo Martín Villa. En la actualidad lascosas han cambiado mucho. La libertad intelectual ya no es un bien tan escaso, desde mediados de los años setenta hay un nuevo edifico que dispone de 95 habitaciones y el colegio es ahora mixto. Si ha brán cambiado las cosas que la actual decana del César Carlos es una mujer -Casilda Clemente-, -una joven de Cáceres que prepara oposiciones para la Administración del Estado.

Lo que no ha cambiado es el ritmo de las horas y los días, la rutina del opositor. Durante la semana la gente no sale, el ambiente es monacal. Pero los colegiales siguen encontrándose a las horas de las comidas y en los breves descansos. De la tradición del lugar, los jóvenes valoran el ambiente de abierta y permanente discusión intelectual. Como decía un joven opositor: "Es un excelente campo de entrenamiento".