_
_
_
_

La falta de un gen produce ratones asesinos

Los investigadores advierten que los resultados no son extrapolables a humanos

Ratones fabricados con un gen de menos se convierten en peligrosos asesinos de sus compañeros de jaula en los laboratorios, según ha comprobado un equipo de científicos de Estados Unidos. El gen en cuestión es el que produce óxido nítrico, un neurotransmisor muy implicado también en el cerebro humano en las zonas que controlan las emociones. Los investigadores se han apresurado a advertir que no han dado con el gen de la criminalidad y que el resultado no es automáticamente extrapolable a humanos, porque el cerebro de éstos es mucho más complicado.

El nNOS (siglas en inglés de sintasa del óxido nítrico neuronal) es una enzima que está en el cerebro de los ratones y los humanos y es especialmente abundante en las partes del cerebro que se cree están implicadas en la regulación de las emociones. "Pero eso no quiere decir que la enzima juegue exactamente el mismo papel en los humanos y los roedores", dice el jefe del equipo, Solomon H. Snyder, de la Universidad John Hopkins (Baltimore). "El pensamiento y los sentimientos humanos son mucho más complicados que los de los ratones y los centros superiores del cerebro humano están mucho más desarrollados, que en los ratones".El descubrimiento de Snyder, publicado esta semana en la revista Nature, llegó casi por casualidad. La nNOS es sólo una de una familia de enzimas que producen óxido nítrico, un neurotransmisor, que ayuda a la comunicación en el cerebro. Diversas formas de nNOS están implicadas en cierto numero de actividades, entre ellas el movimiento de los miembros, la reproducción y la formación de la memoria e incluso la regulación de la presión arterial. Inicialmente los investigadores se centraron en la formación de la memoria. Sin embargo, tuvieron que cambiar de camino cuando al cabo de un año se empezaron a producir misteriosas muertes en una colonia de ratones deficientes en el gen que produce la nNOS.

"Pusimos grupos de cinco ratones machos deficientes en nNOS en jaulas y cada mañana descubríamos uno o dos ratones muertos en cada jaula", recuerda Snyder. La sospecha de los investigadores de que los ratones se estaban matando unos a otros se confirmó con vídeos, al igual que un comportamiento sexual "excesivo e inapropiado" respecto a las hembras.

El grado de agresividad de estos ratones era tan alto que los investigadores tuvieron que limitar sus experimentos a 15 minutos cada vez "para prevenir graves heridas". En ellos se juntaron ratones macho y hembra normales y deflicientes.

En cada caso, los ratones deficuentes machos -pero no las hembras- fueron más rápidos en el ataque y mucho más hostiles comparados con los normales. No se detectó una diferencia significativa en los niveles de testosterona en la sangre -una posible causa de este comportamiento- entre los dos tipos de ratones, ni tampoco los deficientes resultaron ser menos despiertos que los otros.

¿Nacidos para matar?

Esta investigación añadirá más combustible al debate sobre si los criminales nacen o se hacen. El tema no es simple.El comportamiento humano parece estar conformado por una mezcla de biología y medio ambiente. No se conoce la influencia proporcional de cada factor ni las complejas interacciones entre ellos.

Uno de los estudios más conocidos del comportamiento criminal, realizado sobre, gemelos idénticos en Dinamarca por Han Brunner, sugiere que la biología puede suponer al menos la mitad, pero sus descubrimientos no han sido plenamente aceptados. Concluyó que un hombre danés con un gemelo idéntico que tuviera antecedentes penales tenía un 50% más de probabilidades de haber ido a prisión que el danés medio.

Snyder cree que su trabajo con ratones llevará a otros investigadores a iniciar estudios en humanos, pero cree que eso será difícil de hacer y puede dar lugar a graves problemas científicos, éticos y legales. Grupos activistas creen que los resultados de estas investigaciones darán lugar a malas interpretaciones y abusos, como cuando los eugenistas anglosajones del siglo XIX intentaron medir la inteligencia por el tamaño del cráneo. También hay miedo de que los índices relativamente altos de criminalidad entre negros estadounidenses y caribeños se atribuyan puramente a factores raciales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_