Los líderes serbobosnios radicales rechazan e acuerdo de paz por la unificación de Sarajevo
Los líderes de la antigua Yugoslavia regresaron ayer a casa, tras la simbólica rúbrica de la paz en Dayton, con ánimo de convencer a, sus escépticos conciudadanos de que se ha alcanzado la mejor solución posible: detener la guerra. Pero los dirigentes serbobosnios más radicales, representados en las negociaciones de Estados Unidos por el presidente serbio, Slobodan Milosevic, se han apresurado a anunciar su rechazo al acuerdo del martes porque devuelve la totalidad de Sarajevo a los bosnio-musulmanes. "La República Serbia de Bosnia no ha aceptado ese plan ni sus mapas serviles", amenazó ayer Momcilo Krajisnik, presidente del autoproclamado Parlamento de Pale y mano derecha de Radovan Karadzic.
El acuerdo alcanzado por serbios, croatas y bosnios en la base militar de Wright-Patterson, autoriza al Gobierno de Sarajevo a asumir el control de los suburbios, de Ilidza, Grbavica, llijas, Vogosca y Hadzici, al norte y al oeste de la capital bosnia, actualmente en manos de los serbobosnios y que cuentan con un total de 150.000 habitantes. "Ilidza nunca será musulmán, aquí ha muerto demasiada gente", aseguraba ayer un policía serbio.En el área de la ciudad controlada por el Gobierno del presidente Alia Izetbegovic, una multitud celebró la reunificación de la ciudad acordada en las negociaciones de paz de Estados Unidos, pero casi nadie se muestra dispuesto a convivir "con los serbios que estén manchados por crímenes de sangre". A su regreso a Sarajevo, Izetbegovic reclamó la devolución a su Gobierno de los distritos de Sarajevo, controlados por los serbobosnios, así como del aeropuerto de la ciudad. Esta ruptura de hecho de la capital bosnia, acrecentada por más de tres años de asedio y bombardeos, era puesta de relieve ayer por el vicepresidente de la autoproclamada República Serbia de Bosnia, Biljaria Plavsic, quien advirtió de que "la cuestión de Sarajevo no ha quedado bien resuelta, y precisamente esta ciudad puede ser la chispa que puede hacer estallar nuevos conflictos".
Después de la firma del acuerdo de Dayton, calificado por Milosevic como "la base para el respeto de los derechos humanos en la región", entre los serbobosnios comienza a abrirse una brecha que separa a los halcones ultranacionalistas de Radovan Karadzic, asentados en Pale, y las palomas que se alegran por la llegada de la paz, en su mayoría mandos militares y dirigentes civiles de la región de Banja Luka (norte de Bosnia).
Mientras tanto, el alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), prepara en Bosnia y Croacia la repatriación de tres millones de personas, la mayor operación de retomo en Europa desde el final de la II Guerra Mundial. Sin embargo, los responsables de la agencia humanitaria de la ONU reconocieron ayer en Ginebra que la vuelta de los refugiados y desplazados no podrá llevarse a cabo hasta la próxima primavera, ante la dureza del invierno balcánico.
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