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Ismael Lô dibuja con sus baladas una imagen positiva y veraz de África

El músico de Dakar actúa esta noche en Madrid

Le han llamado el Dylan africano, porque canta con a guitarra acústica y una armónica. También por sus letras críticas con la sociedad que le ha tocado vivir. Su último disco, Iso, está dedicado a las mujeres de África, "que han sufrido mucho". Ismael Lô (Níger, 1956) compone hermosas melodías, y su nombre es uno de los que más suenan, junto a los de Youssou N'Dour o Salif Keita. Esta noche actúa en Madrid (Círculo de Bellas Artes).

Es la primera gira por España de este músico que vive en Dakar, aunque hace 15 años Ismael Lô pasó varios meses actuando a diario para turistas en Gran Canaria, y allí aprendió rudimentos de castellano que aún conserva.Ismael Lô "por favor, ponle el sombrero a mi apellido", dice riendo ya se ha acostumbrado a que le comparen con Bob Dylan: "Alguien escribe algo y eso acaba dando la vuelta al mundo. Cuando escuché a Dylan yo ya llevaba tiempo haciendo música. Puedo decir que sobre un escenario no tengo nada que envidiarle, pero le respeto porque ha hecho mucho por la música".

Mis canciones hablan de situaciones reales en una época de sufrimientos", explica este hombre que en los ochenta formó parte de un grupo seminal de la música senegalesa Super Diamono de Dakar. "Me gusta decir la verdad, gritar la tristeza de los demás a través de mi música". Lo que le afecta estos días son las ejecuciones en Nigeria. "Y el dolor de un pueblo, el racismo, la violación de los derechos humanos... Los europeos en general tienen una visión muy negativa de África, producto de la política colonial. Siguen pensando que el africano es un ignorante. Por eso hay que mostrar una imagen positiva. En África no sólo hay guerras y hambrunas".

Sus primeros pasos con la guitarra y la armónica son motivo de anécdota: "Mis hermanos ponían todo el día rythm and blues, rack and roll, salsa... Así empecé a interesarme por la música", cuenta Ismael Lô. "Veía las guitarras en las carátulas de los discos y decidí fabricarme una con una lata de aceite para coches, un palo de madera e hilo para pescar. Como quería tocar la armónica al mismo tiempo hacía dos agujeros en la pared y la colgaba de ahí. Tocaba con la cara pegada al muro".

No cree que el actual interés por la música africana se deba a una moda: "Es una apertura a los demás, a la vida. Hay que saber que existen otras realidades. Un amigo francés viajó por África y, al volver a París, se sintió mal porque sólo veía caras largas".

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