Ánimos revueltos en Fúcar y Marroquina
En las proximidades de los dispensarios de metadona de Marroquina (Moratalaz) y Fúcar (Centro), los ánimos están revueltos. La pasada semana, el alcalde decidió anular el traslado del centro de La Lonja de Marroquina a otro local cercano, en Pico de Artilleros, tras las protestas de un millar de vecinos.El éxito de las protestas de Pico Artilleros ha llevado a algunos vecinos y comerciantes de Marroquina a plantearse si no deben ellos echarse a la calle para que también les quiten el centro -abierto en 1990- de sus aledaños. Se quejan de que los drogodependientes se arremolinan en los bancos de la calle durante todo el día.
Julio Rueda, presidente de la asociación de comerciantes de La Lonja, asegura: "No es que la inseguridad ciudadana haya aumentado, pero los negocios de la zona se resienten del ambiente que se respira y los vecinos tienen miedo a que sus hijos bajen a jugar a las plazas". "Es como los leones amaestrados, que no hacen nada, pero asustan", añade.
Estos comerciantes creen que la metadona debe dispensarse en lugares apartados o que, en su defecto, la atención debe diversificarse entre distintos barrios.
A los drogodependientes que acuden a Marroquina les parecería bien que abran más dispensarios en diferentes zonas. Pero se resienten del rechazo vecinal. "Es verdad que hay quien no se sabe comportar, pero una cosa es clara: quien viene aquí a por metadona no es quien está atracando para pillar", aseguran. Sin embargo, los vecinos afirman que en la zona hay trapicheo de droga y que algunos usuarios la consumen con la metadona.
"Hay personas con mal aspecto porque están muy enfermas con el virus (VHI) y otras cosas, pero este tipo de centros no aumenta la delincuencia, sino todo lo contrario, y, además, que piensen que como nosotros puede llegar a estar alguno de sus hijos", añaden.
En la calle de Fúcar (Centro) también hay protestas. En las tiendas se repiten las quejas hacia la constante presencia de drogodependientes en la zona.
Hay quienes están convencidos de que en el barrio ha aumentado la inseguridad ciudadana debido a este dispensario abierto hace un año. Entre ellos, algunos comerciantes que hablan de amenazas y de hurtos. Otros no tienen tan claro que haya más delincuencia, pero sí creen que la presencia de los yonquis genera un sentimiento de intranquilidad en el vecindario, formado en,buena parte por personas mayores.
Las quejas pidiendo el cierre del dispensario -que por la noche se destina a cobijo para toxicómanos sin hogar-, han llegado a la comisaría y a la junta municipal del distrito. La asociación de vecinos del barrio de las Letras, que no ha secundado la petición de cierre, ha despertado las iras de los partidarios de la clausura del local.
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