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LA SITUACIÓN EN LOS BALCANES

La victoria electoral de Tudjman en Croacia es insuficiente para cambiar la Constitución

Franjo Tudjman, el presidente croata, preparaba ayer las maletas para volar a las conversaciones de paz de Ohio (EE UU), habiendo obtenido la victoria en las elecciones legislativas del pasado domingo. Casi la mitad de los electores votaron a su partido, la Unión Democrática Croata (HDZ). El triunfo, rotundo en cualquier democracia, no es, sin embargo, tan aplastante como deseaba el padre de la patria croata, que no consigue apoyo suficiente para cambiar la Constitución. Tudjman intentará en Ohio recuperar pacíficamente Eslavonia oriental. Si no lo consigue, está dispuesto a reactivar la guerra en los Balcanes.

El HDZ obtuvo el 43,6% de los sufragios, según los datos oficiales difundidos a media tarde de ayer. La segunda fuerza, la Lista Común, una coalición de partidos campesinos y regionales, se situó muy lejos, con el 19,3%. Los social-liberales (HSLS), con el 11,8%, retrocedieron en relación a las legislativas de 1992, y, en cambio, los socialdemócratas o ex comunistas (SDP) casi doblaron su apoyo, con el 8,9%. El SDP obtuvo excelentes resultados entre los obreros, los jubilados y, en general, los más débiles económicamente de las ciudades, duramente afectados por la subida de los precios y los retrocesos en materia social de la transición desde la economía socialista a la de mercado.El recuento era lento y penoso debido a la inexperiencia democrática y el estado de guerra de Croacia, por lo que esos porcentajes todavía podían subir o bajar algunos puntos. Su traducción en escaños era aun más complicada, debido a una casi inextricable ley electoral que incluye el sistema proporcional, el mayoritario, el voto de la diáspora y la representación de las minorías étnicas. En cualquier caso, parecía casi imposible que el HDZ obtuviera los dos tercios de los 127 escaños a los que aspiraba para poder reformar la Constitución en un sentido aún Más presidencialista. Según cálculos independientes, el partido de Tudjman podría obtener entre 72 y 74 escaños.

Las elecciones, según el informe de los observadores enviados por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), ofrecieron "algunas razones para preocuparse", como la ausencia de plena garantía del secreto de voto, la participación de los croatas de Bosnia-Herzegovina y las discriminaciones respecto a los serbios que quedan en Croacia.

El informe de la OSCE denunció "el hecho de que el voto de los ciudadanos serbios fuera separado [tenían candidaturas, papeletas y urnas especiales] y de que éstos tuvieran que escoger en presencia de otros". Del mismo tenor fue el análisis de los observadores parlamentarios del Consejo de Europa: "Los comicios fueron limpios y equitativos, con algunas reservas".

Bozo Kovasevic, número dos de los social-liberales, declaró a EL PAÍS: "Estas elecciones han sido una manipulación. Tudjman las adelantó casi un ano para rentabilizar en provecho de su partido la recuperación militar de Eslavonia occidental y Krajina. El HDZ, que se identifica a sí mismo con la nación y el Estado croatas, calificó nuestras críticas a su autoritarismo y corrupción de traición a la patria; nuestra presencia en los medios públicos de comunicación fue ridícula; la participación de los croatas de Bosnia, que votan casi unánimemente al HDZ, una injerencia en la soberanía de un Estado reconocido por Croacia... ¿Para qué seguir?".

Derrota en Zagreb

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No obstante, un análisis detallado de los resultados revela que Tudjman y el HDZ no obtuvieron plenamente el plebiscito que buscaban. Si el mundo rural y las regiones más afectadas por la guerra les dieron un apoyo masivo, las ciudades más alejadas del conflicto emitieron el mensaje de que el discurso nacionalista no les basta. Ello fue particularmente claro en Zagreb, donde el conjunto de la oposición ganó ampliamente al partido del presidente Tudjman.

"Croacia no es una nación de ustachis", dijo un editor del semanario independiente Globus. "Lo prueba el fracaso del Partido del Derecho [la formación más próxima a lo que fueron los ustachis] y también el que la mitad de los electores no hayan apoyado el nacionalismo de cuello blanco de Tudjman. Hay una Croacia que quiere más libertades y menos penurias y discursos".

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