¿Las humanidades contra la ciencia?

Los medios de comunicación han transmitido insistentemente en los últimos tiempos la idea de que las humanidades estaban siendo desplazadas en la enseñanza secundaria obligatoria (ESO) y en el bachillerato del nuevo sistema educativo de la LOGSE por las materias científicas y tecnológicas. Esta afirmación incurre en varios errores.1. Plantea la relación entre humanidades y ciencias como una controversia, como la vieja pugna entre dos culturas. En los países de nuestro entorno no se concibe la cultura como algo vinculado sólo a las artes, la literatura, la filosofía, etcétera, sino que se reconoce que la ciencia es una parte integrante de la cultura. Por contra, en nuestro país se puede presumir de ser una persona culta sin poseer un mínimo conocimiento de los avances científicos y tecnológicos de los que depende nuestra vida cotidiana.

2. Falsea la realidad, porque no son los ciencias ni la tecnología las que desplazan a las humanidades, dado que aquéllas también ven reducida su presencia en la ESO y en. el bachillerato, como se puede comprobar en cuanto se compara su situación con la que tienen en BUP, COU y FP. Además las asignaturas con mayor presencia en la LOGSE son las troncales de la ESO y las comunes del bachillerato, es decir, Lengua y literatura castellanas (y en su caso la autonómica), Lengua extranjera, Geografía e Historia, etcétera. Por último el bachillerato escogido mayoritariamente por los alumnos es el de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales (el 54,3% en Valencia).

Además se ha dado la impresión de que sólo se puede pensar desde la filosofia, cuando la LOGSE propugna precisamente que se promueva la reflexión desde todas las materias de estudio. De ahí que resulte extraño que la asignatura Ciencia, Tecnología y Sociedad se quiera asignar exclusivamente a los profesores de filosofía.

Creemos que en lugar de tantos intentos por incluir las respectivas materias en el mayor número posible de cursos (como sucede en ésta como en cualquier otra reforma, incluida la universitaria) deberíamos reflexionar sobre:

1. Si es posible que los alumnos aprendan bien algo con trece asignaturas de dos horas semanales cada una por curso (como sucede en tercero y cuarto cursos de la ESO y en muchas carreras universitarias) y si es posible que el profesor enseñe y evalúe correctamente a más de doscientos alumnos a los que apenas puede conocer ¿Acaso queremos extender el zapeo televisivo a la educación con estos cambios constantes de materia y profesor.

2. Si la excesiva optatividad en el segundo ciclo de la ESO - sin valorar las dificultades de organización en los centros en muchos casos hay mas optativas que aulas disponibles) es la mejor forma de atender a la gran diversidad de alumnos en la enseñanza obligatoria.

3. La dificultad de que un bachillerato de tan solo dos anos cumpla una doble función formadora y especializadora. Los bachilleratos de dos años, como el inglés, en el que parece inspirarse el nuestro, tienen un carácter mucho más especializado. Por contra, en el bachillerato de la LOGSE el 40% del tiempo (hasta el 45% en las comunidades autónomas con lengua propia) está ocupado por las materias comunes mencionadas anteriormente.

Tal vez estas reflexiones puedan conducir a evitar falsas controversias entre ciencias y humanidades y a plantearnos las verdaderas cuestiones que puedan contribuir a mejorar la calidad de nuestro sistema educativo.