Greenpeace se defiende contra las denuncias de la prensa británica
Acusan a la organización ecologista de derrochar
Greenpeace, la organización ecologista más popular del mundo, negó ayer la veracidad de parte de las informaciones aparecidas en un dominical británico de gran tirada, que la acusaba, entre otras cosas, de un dinero destinado a campañas medioambientales en la compra de su moderna sede en Londres. The Sunday Times, -el periódico en cuestión- describe a Greenpeace como una gran empresa, -muy lejos ya del grupo idealista que la fundó hace 20 años-, capaz de destinar millones de pesetas al pago de indemnizaciones a los directivos contratados y despedidos por motivos variados.
El rotativo acusa a Greenpeace de gastar miles de libras en la reunión anual de sus ejecutivos, como en. el caso de la celebrada en Túnez el año pasado. La organización, sin deseos de entrar en ninguna batalla frontal con tan poderoso enemigo, parece, sin embargo, convencida de estar en el ojo del huracán de una cierta campaña de desprestigio. "Es completamente ingenuo decir que se pagó una factura de 150.000 dólares, (unos 18 millones de pesetas) cuando se trata de una reunión que duró una semana y a la que acudieron entre 100 y 150 personas", declaró ayer una fuente de la organización.Lo cierto es que Greenpeace con sus 1.300 empleados sus 48 delegaciones en todo el mundo y sus 150 millones de libras (29.650 millones de pesetas) de presupuesto anual, está lejos de ajustarse ya a la vieja imagen romántica de los guerrilleros verdes que tanta admiración despertó desde sus orígenes. El antiguo grupo de idealistas ha sido reforzado con ejecutivos.
Compras inmobiliarias
Según el rotativo británico, tres millones de libras procedentes del dinero pagado por el Gobierno francés. a la organización, en concepto de indemnización por el hundimiento del Rainbow Warrior en 1985, fueron utilizados en la compra de un moderno y ecológico edificio en la capital británica. en lugar de destinarse a financiar campañas en defensa del medio ambiente. Sin embargo, Adam Woolf, responsable de comunicaciones de Greenpeace en el Reino Unido, negó ayer este extremo a EL PAÍS. "Es una vieja historia que se remonta a 1989. Pero lo publicado es inexacto, porque sólo se destinaron 300.000 libras a la compra de este edificio de una cuenta especial de Greenpeace, el resto fue pagado por una organización caritativa holandesa". Woolf no pudo negar, no obstante, que la organización se ve obligada a contratara personal sumamente especializado. para llevar adelante su. batalla. Gente que sólo firma contratos de muchos ceros, y blindados. "Cuando se contrata a una persona y por los motivos que sea, esta persona abandona el grupo, hay que indemnizarla, es algo normal en cualquier empresa" recalcó Woolf. The Sunday Times precisaba que Greenpeace llegó a pagar 100.000 libras a Paul Gilding, un australiano contratado por la organización que ocupó durante 18 meses un puesto en la Junta directiva.
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