Necesidad de filosofia
Quisiera dejar una mínima constancia'aquí del desarrollo del Congreso Nacional de Filosofía celebrado en Granada y organizado por una Comisión Nacional de Departamentos de Filosofía del Estado. De este Congreso emanó una declara ción sobre la nefasta. reforma que va a propiciar en este nuestro país la muerte por decreto n o solamente de la filosofía sino del bachillerato, y ello con la ceguera y el entusiasmo característicos de los nuevos científicos, técnicos y especialistas de la educación, cuyas consecuencias las pagaremos todos.Pero quisiera hablar brevemente de otro aspecto del congreso dedicado a intentar responder al reto "¿filosofía para qué?". Los cuatrocientos y pico asistentes trabajamos a partir de dos tipos de intervenciones por parte de los profesionales universitarios que presuntamente hacen filosofia en este país. Tuvimos que soportar un tipo de intervención y disfrutar intelectualmente de otro. Tuvimos que soportar a los eternos glosadores, pedantes y vacíos, profesionales de la cita inane y de una filosofía que se muere por esclerosis y que no hace falta que la matemos porque envejece enclaustrada en los departamentos- monasterios universitarios.
Pero, y éste es mi homenaje, disfrutamos de la intervención de profesores como Domingo Blanco y Gustavo Bueno, quienes ofrecieron una respuesta a la pregunta del congreso que merece la pena retener como norte: la filosofía viva es la que nace de la necesidad de pensar nuestra época intentando dar respuestas esclarecedoras al servicio de los hombres y mujeres de nuestra sociedad. Nunca hubo tanta necesidad de filosofía. Y ante esa necesidad la filosofía, si quiere tener un lugar bajo el sol, debe, aparte de conocer bien los autores de nuestra tradición, dejar de ser académica, inmovilista, glosadora y salir a las plazas de la ciudad, volverse mundana, crítica y olvidarse de la pajolera idea de que las ideas viven en algún lugar celeste desde donde. emanan su poder lumínico. Gracias, profesor Bueno; no. te mueras nunca-