La Comunidad dice que jamás estudió la Piedra Escrita
El misterio de la Piedra Escrita de Cenicientos (un monolito con un enigmático bajorrelieve) no parece fácil de revelar. Los arqueólogos consultados ayer por este periódico mantienen tesis contrarias sobre su significado, pero todos coinciden que se trata de un monumento romano. La Comunidad de Madrid reconoció ayer que nunca ha realizado un estudio profundo sobre este casi desconocido megalito.
La llamada Piedra Escrita, que se levanta a unos cinco kilómetros de Cenicientos (1.800 habitantes), guarda celosamente su secreto. Se trata de un megalito de unos siete metros de altura y nueve de perímetro, en cuyo centro se tallaron hace siglos tres figuras con togas, un altar y una inscripción.Los tres personajes tallados colocan sus manos sobre el ara. Bajo las figuras se distinguen tres palabras, nunca descifradas. Algunos estudiosos aventuraron hace años que se trataba de signos celtas, aunque es más seguro su origen latino. El monumento está rodeado además por 12 tumbas antropomórficas y tres atalayas.
El alcalde, Jesús Ampuero, del PP, se queja de que ninguna autoridad cultural se ha interesado jamás por este extraño monumento (véase EL PAÍS del jueves). "Es una pena, pero a nadie parece importarle la Piedra Escrita", relata este regidor, que ha pedido ayuda a la Comunidad de Madrid.
Varias teorías
La Comunidad aseguró ayer que el monolito se encuentra reflejado en la llamada carta arqueológica (mapa en el que se representan todos los monumentos y yacimientos de la región). "Bien es verdad que jamás ha sido estudiado con detenimiento por los expertos, pero existen varias teorías sobre ella", explica Fernando Velasco, arqueólogo de la Comunidad de Madrid.Según una de las hipótesis, la Piedra Escrita puede corresponder a una de las paredes interiores de un templo romano levantado a finales del siglo II. "Apoyaría esta tesis el hecho de que junto a las figuras se descubran dos pequeños agujeros que servirían para colocar unas antorchas. Si fuese una pared exterior, las antorchas carecerían de sentido", relata.
Según Velasco, algunas perforaciones sobre la piedra demuestran que además "estaba unida a otros elementos arquitectónicos". Para los que comparten esta teoría, se trata de los restos de un altar romano, cuyas piedras fueron desapareciendo con el paso de los siglos. Los habitantes de un cercano poblado medieval, ya desaparecido, utilizaron las piedras para construir sus viviendas.
"Se puede casi asegurar que lo que se representa en la escena son tres personajes togados ante un ara de sacrificios. En la parte inferior hay un relieve picado que representaba un toro recostado y otro animal no identificado. La inscripción latina es ilegible", relata Velasco.
Según el arqueólogo, las palabras del relieve son ilegibles "porque alguien las machacó intencionadamente". [El alcalde de Cenicientos reconoce que, hace muchos años, el dueño del viñedo donde se levanta el monolito intentó dañarlo para evitar que los curiosos le estropeasen las viñas].
Inscripción latina
Velasco desmiente así que se trate de escritura celta, tal y como avanzaron algunos expertos hace años. "Es latín medio borrado", explica el arqueólogo. Este experto continúa: "Además de la hipótesis del templo, hay otra que indica que, por su parte trasera, había una escalera que permitía la subida con el fin de hacer sacrificios"Otra de las teorías que se barajan sobre el megalito es que fuera un elemento de separación entre dos provincias romanas: la Citerior y la Ulterior. "Cabe otra posibilidad, y es que se trate de un templo funerario, pero esta hipótesis es menos probable", dice.
Ángel Fuentes, profesor de Arqueología Clásica, de la Universidad Autónoma, mantiene otra hipótesis distinta, "Lo que se representa son dos figuras: una masculina de un sacerdote y una femenina de una divinidad". Estos figuras refuerzan, según Fuentes, la teoría de un monumento divisorio entre partidos judiciales romanos (conventus). "La divinidad lo relaciona con el culto al emperador y el reparto de justicia", mantiene.
Fuentes calificó ayer el megalito de "fundamental". "Es una pena que nunca haya sido estudiado, pero ése es el panorama de la arqueología en España", se quejaba ayer, "y Madrid no es una excepción en este sentido".
"Uno de sus mayores valores arqueológicos es que nunca ha sido cambiado de lugar, a diferencia de otros monumentos romanos. Eso permite relacionarlo con el entorno natural y urbano de la época. Para los arqueólogos, ésta es una cuestión vital para su perfecto estudio", asevera.
Este profesor universitario cree que el monumento ha llegado hasta la actualidad porque permanece oculto "en un lugar de difícil acceso".
Fuentes considera que lo más llamativo del monolito es su aislamiento de otras construcciones latinas. "En toda la zona no hay monumentos romanos. Su aislada erección supone un bello enigma para los arqueólogos", dice.
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