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"Nunca he querido hacer teatro experimental para unos pocos"

Madrid descubrirá hoy el montaje que Giorgio Strehler ha hecho de una pieza poco representaba de Marivaux. Hace un año, L'île des esclaves (La isla de los esclavos) se presentaba en Barcelona y luego ha emprendido una larga gira por Europa. Para el director italiano, éste es su "primer Marivaux" y el encuentro no es casual "Bajo una aparente simplicidad se esponde un texto muy complejo que habla de criados y señores, de amos y esclavos, de relaciones de clase. Los papeles de unos y otros aparecen invertidos, por ley, Y Marivaux, trata también de los delirios de, la razon. Algunos amigos que no conocían, la obra,al verla, han creído que yo había escrito parte de los diálogos, les pareció demasiado moderna para que resultase creíble".Marivaux creó una trilogía cuya acción transcurría en islas, entendidas éstas como puros la boratorios para la experimentación social, un tema contemporáneo al Robinson Crusoe de Defoe o en el que no es difícil rastrear la influencia del Shakespeare. de La tempestad: "La utopía de la isla como lugar incontaminado libre de países vecinos, en el que es posible crear algo de, nueva planta, está en el corazón mismo de la cultura humanística europea. Mi montaje hace referencia a Shakespeare, pero hay que, decir de entrada que La tempestad está atravesada de, resonancias cósmicas, mientras Marivaux es menos ambicioso y no quiere ir más allá del hombre".

Situarse en una isla, en un país imaginario y en otro siglo, es algo que parece adecuarse al actual estado de ánimo de Giorgio Strehler, que considera que "el mundo moderno, nuestra sociedad, ha perdido sus puntos de refereticia. En este momento, el único criterio de valor es el dinero, el éxito se equipara a lo que eres capaz de ganar o hacer ganar. Como parlamentario europeo en Estrasburgo he tenido que soportar sesiones y mas sesiones dedicadas a hablar de cuotas lecheras y del tamaño de los pepinos, pero nunca he logrado interesar a mis compañeros de cámara cuando he planteado cuestiones que se refieren al espíritu y la cultura". El director italiano hace una pequeña excepción con Jacques Delors, "que participaba de mi punto de vista, aunque para él las cuestiones monetarias eran prioritarias", antes de concluir su discurso afirmando que "Ios políticos van muy retrasados respecto a los ciudadanos. Los inteletuales, ciudadanos, los artistas, los italianos, españoles, alemanes, franceses, o ingleses que nos reunirnos para hablar tenemos mucho en común, tenemos un mismo, patrimonio qui consideramos propio, a igual que se llame Kafka, Cervantes o Miguel Ángel o no les pedía gran cosa a los Políticos. Un ejemplo: sólo hay una televisión europea, Arte, y lo es parcialmente. otro ejemplo: 15 teatros europeos nos hemos puesto: de acuerdo para trabajar juntos, intercambiar espectáculos, pero no hemos recibido ni un ecu de ayuda de la Unión Europea. Sólo en Francia han ayudado al Théâtre de l'Europe, pero su actual ministro se me quejaba el otro día: '¿Por qué tenemos que ser los únicos en pagar?'. Tenía razón, aunque yo le recordé que Francia es también el único de esos países que ha tenido vocación universalista, como lo son los principios de su Revolución".

Las acusaciones de tráfico de drogas y luego de malversación de subvenciones públicas le han alejado de su país, "esa Italia en la, que he tenido la desgracia de nacer", y también le han ratifica en sus posiciones "en contra de un teatro y una sociedad que me disgustan". Para él los conceptos de "teatro popular" o de "servicio público" no, dejan de ser válidos: "Nunca he querido hacer un teatro. experimental para unos pocos, sino un teatro de arte para todos". Le irrita "un teatro que sólo es de evasión, de búsqueda: estilística, porque yo deseo que mis soluciones estéticas, y poéticas estén al servicio de un texto que cuenta algo. En definitiva, tiene que haber un equilibrio entre lo que se dice y lo que se hace". La falta de proyecto, la falta de utopía quizás sea lo que le ha llevado a leerse L`île des esclaves, L'île de la raison y La colonie, que son obras en las que "se habla de solidaridad, de amor de buena fe, en las que hay una reconciliación general, en la que los individuos de la especie humana son mostrados en lo que tenemos en común y la Tierra como un pequeño pedrusco en el universo".

Sus luces, sus colores, sus decorados y, sobre todo, su manera de dirigir a los actores le han convertido en el padre de los actuales directores europeos me gustaría poder reunir aunque fuese un solo día, a toda la gente con la que he trabajado, estoy seguro que del encuentro saldría algo positivo"-, un oficio dentro del cual "estoy contento de haber sido útil", que le siguió gustando "porque trata de la vida", porque le permite "leer mejor que nadie un texto y hacer su crítica mejor que cualquier crítico", y que le impulsa a decir que hoy "hay que montar Madre coraje, de Brecht, como una mujer de Sarajevo, no para actualizar una pieza que es actual, sino para mostrar que Brecht, en contra de lo que algunos creen, es complejo y dialéctico, y sigue siendo nuestro, contemporáneo".

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