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Éxito 'político', fracaso económico

Greenpeace vive la resaca de su campaña contra las pruebas nucleares francesas en el atolón de Mururoa, una operación que si bien ha sido considerada un éxito político puede convertirse en el mayor fracaso económico de la organización ecologista.La táctica empleada en la campaña ha dividido a sus responsables y se ha cobrado ya sus primeras víctimas. Si el sábado era destituido Ulrich Jurgens, coordinador general de la campaña de Mururoa, por sus declaraciones a la prensa internacional en las que criticaba algunos fallos operativos durante la protesta llevada a cabo en el Pacífico sur, el lunes dejaba su puesto Stephanie Mills, responsable de la campaña a bordo del buque Rainbow Warrior II. Mills, que concluía su contrato el próximo 28 de octubre, volverá a ocupar la dirección de Greenpeace en Nueva Zelanda.

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El debate interno de los responsables de Greenpeace se centra entre quienes opinan que fue un error arriesgar el buque MV Greenpeace durante la campaña, ya que su detención por las autoridades francesas dejó sin apoyo logístico a la flotilla para la paz, con lo que impidió que la protesta continuara más tiempo, y aquellos que consideran, como el español Xavier Pastor -responsable de la campaña a bordo del MV Greeppeace-, que "valía la pena arriesgar este buque para garantizar que el abordaje del Rainbow Warrior II por los comandos franceses y la entrada en la laguna del atolón de Mururoa de siete lanchas, 20 activistas y la colocación de dos submarinistas en el silo de la bomba serían documentados gráficamente y transmitidos al mundo". Pastor añade que, de no tomar la decisión de arriesgar el MV Greenpeace y enviar al helicóptero, la organización ecologista "hubiera quedado informativamente a merced de Francia" y que la "campaña ha constituido el mayor éxito de nuestra historia". "En España más de 3.000 personas se han incorporado a Greenpeace en el último mes".

Los críticos sostienen que el envío del helicóptero dio a los franceses la excusa legal para apresar los barcos y que todos los medios incautados pueden suponer para Greenpeace unas pérdidas que, según fuentes inglesas citadas por Le Monde, alcanzan los 2.000 millones de pesetas. Stephanie Mills ha sido sustituida por el suizo Thomas Schultz, hasta ahora coordinador de la campaña (le Mururoa en tierra y crítico con la decisión de enviar el helicóptero.

Xavier Pastor, presidente y director ejecutivo de Greenpeace España, jura que esta acción no le ha afectado ni en España ni internacionalmente" y niega que haya sido apartado de otras campañas o que vaya a ser sustituido próximamente.

Pastor explica que "desde hace tiempo estaba previsto que se eligiera a un nuevo presidente, que es un cargo honorífico", y que. es su deseo no acumular cargos, así como dejar de ser miembro de la junta directiva de la organización, pero que "para no alimentar la sensación de crisis interna se ha decidido aplazar hasta noviembre de 1996" los cambios.

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