González fracasa en su intento de que la UE ofrezca una imagen de unidad
IGNACIO CEMBRERO, Felipe González tenía una ilusión que quería ver cumplida en la segunda cumbre europea que presidirá, la que se celebrará en Mallorca el viernes y sábado. Deseaba dar, al término de la reunión, una conferencia de prensa conjunta con los demás líderes europeos para transmitir así una imagen de unidad a una opinión pública aún desencantada con la Unión Europea (UE). Pero su gozo en un pozo.
La mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno que acudirán a Formentor, el lugar dónde se, desarrollará el Consejo Europeo, le han dicho que no, empezando por el primer ministro británico, John Major. No quieren romper con los hábitos que prevén que cada Lino de ellos se reuna con los periodistas de su misma nacionalidad por separado, mientras que el presidente de turno de la UE y el de la Comisión Europea ofrecen una rueda de prensa conjunta. "Cada mandatario, pretende vender a sus medios de: comunicación que la cumbre ha sido un éxito gracias a él y por eso rechazan la conferencia colectiva", comenta un diplomático español.
La idea de González no es nueva. Se la propuso, ya por carta a Major a finales de 1992, cuando la UE padecía la resaca del Tratado de Maastricht. Tampoco le hicieron caso entonces. Esta vez, el jefe del Gobierno español no ha. formulado su sugerencia en una misiva sino a través de contactos diplomáticos. En vano. Inasequible al desaliento es posible que la vuelva a dejar caer en Formentor.
Desafíos
González envió una carta, el 2 de agosto, a sus homólogos invitándoles a debatir en Mallorca sobre los desafíos del desarrollo de la construcción europea que pasa por renovar, dos años después de su entrada en vigor, el Tratado de Maastricht. El año próximo empezará una Conferencia Intergubernamental para preparar a la UE a acoger a los países del Este y del Mediterráneo.
La idea de esta cita se le ocurrió al canciller alemán, Helmut Kohl. Para ponerla en práctica, González eligió el marco informal del lujoso Hotel Formentor, que las fuerzas de orden público aislarán por completo mientras la prensa se instalará a una veintena de kilómetros. La seguridad es siempre aparatosa en estas cumbres, pero en la que empieza pasado mañana lo será aún más porque la organización ecologista Greenpeace puede intentar llevar a cabo una acción contra el presidente francés, Jacques Chirac, responsable de la reanudación de las pruebas nucleares.
En su carta, González no fija un orden del día porque quiere tener las manos libres para orientar la discusión. Los 15 líderes almorzarán el viernes juntos, trabajarán por la tarde, cenarán hablando de política internacional y, tras una segunda sesión de trabajo el sábado, darán un paseo en barco antes de comparecer, por separado, ante la prensa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.