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GUERRA EN LOS BALCANES

Equilibrio mortal en Banja Luka

La ofensiva sobre la capital militar de los serbobosnios amenaza con la entrada en la guerra de Serbia y Montenegro

ENVIADO ESPECIALEra previsible. El Ejército bosnio de mayoría musulmana (Armija) y sus aliados del Consejo de Defensa Croata (HVO) han aprovechado el caos reinante en las filas militares serbobosnias para lanzar una gran ofensiva en el noroeste de Bosnia. En una semana han reconquistado un 20% de territorio de la antigua república yugoslava, y el Gobierno de Sarajevo no parece muy proclive a detener el avance pese a los llamamientos de la comunidad internacional para detener los combates. La alarma se ha disparado al comprobar que las tropas croatas y musulmanas se encuentran a las puertas del bastión serbio de Banja Luka.

Los líderes occidentales estaban enfrascados en comprobar el grado de cumplimiento por parte de los serbios del ultimátum de la OTAN para retirar el armamento pesado de los alrededores de Sarajevo. Como siempre ha ocurrido en estos casos, el traslado de carros de combate y piezas de artillería empezó lentamente, para ganar tiempo. Pero esta vez los líderes serbios saben que la reanudación de los bombardeos de la OTAN es una amenaza que va en serio y, finalmente, parecen decididos a retirar las armas que apuntan hacia Sarajevo.

Mientras esto ocurre, decenas de miles de civiles serbios huyen del avance de los soldados de la Armija y del HVO, con el inestimable apoyo del Ejército regular de Croacia, en Bosnia noroccidental. Los refugiados, aseguran que las tropas serbias apenas ofrecieron resistencia en diversas localidades que se han rendido.

Su desesperación aumenta cuando recuerdan que en el último momento se les ordenó huir, sin tiempo apenas de empaquetar sus pertenencias.

Hasta dónde están dispuestos a llegar los dirigentes bosnios es una cuestión difícil de responder, porque no está claro quién tiene el control de la actual ofensiva militar. El mayor beneficio lo están obteniendo los croatas, que prácticamente se han hecho con los principales núcleos capturados a excepción de Donji Vakuf, donde ondea la bandera bosnia. En algunos asaltos el pacto entre la Armija y el HVO ha mostrado fisuras. Sirva como ejemplo que entre los refugiados serbios llegados en los últimos días a Banja Lukca hay 400 musulmanes.

Puede que sea sólo una casualidad, pero mientras sobre el terreno se producen los hechos más relevantes desde el comienzo de la guerra en Bosnia -desbandada serbia en el noroeste y retirada del armamento pesado de Sarajevo-, el jefe del Ejército serbobosnio, general Ratko MIadic, no está al frente de sus hombres en la zona de operaciones, sino en el hospital militar de Belgrado, donde fue ingresado "urgentemente", según las informaciones oficiales, para "ser intervenido en los próximos días".

MIadic se ha opuesto frontal y repetidamente a retirar su artillería de Sarajevo, por considerar que la población serbia que vive en la periferia de la capital quedaría indefensa. Diversas fuentes de Belgrado subrayan la ausencia. del general en el momento de tomar la decisión de retirada. ¿Está enfermo MIadic o ha sido desplazado, aunque sólo sea momentáneamente, para no evitar tragarse el sapo de una retirada serbia?

Más que nunca es el presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, quien tiene las riendas. Puede apuntarse el tanto del desbloqueo de Sarajevo, de la retirada de amplios territorios en el noroeste de Bosnia y en definitiva, de una voluntad sincera para llevar a buen puerto el plan de paz. El propio Radovan Kaaradzic se ha apresurado a elogiar recientemente el papel de Milosevic, "el pacificador". Pero el presidente serbio no contaba con que dicha retirada escapara a todo control y pusiera a la república serbia al borde del colapso. Banja Luka es la línea límite que, si croatas y musulmanes se atreven a cruzar, puede significar la entrada directa de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) en la guerra.

Cuando Milosevic tomó "como préstamo" la República Srpska [la República Serbia de Bosnia de Karadzic], al erigirse en el jefe de la delegación conjunta que debía negociar en nombre de los serbios de Bosnia, desaparecía el principal obstáculo para firmar un acuerdo, de paz. Pero, al mismo tiempo, el apetito de recuperar territorios aumentaba en el bando croata y musulmán.

Conseguir ser el representante de los serbobosnios y romper su intransigencia era una victoria para Milosevic, pero al mismo tiempo asumía un considerable riesgo. El presidente serbio, considerado desde el comienzo de la guerra el máximo culpable, ha aceptado la responsabilidad de decidir ante el mundo el futuro de los serbios de Bosnia, a los que él mismo empujó a la guerra. Curiosa paradoja. Cualquiera que sea el resultado final aparecerá como una rendición, si no una traición, a ojos de los más nacionalistas. Los partidos de oposición en Serbia tienen escasa capacidad de desmarcarse de Milosevic por el camino de una mayor tolerancia, más bien todo lo contrario. Los Seselj, Kostunica o Djindjic alentaron a Karadzic en su política criminal por intereses exclusivamente partidistas para debilitar a Milosevie y alcanzar el poder sin importarles la guerra, el genocidio, la ruina de los serbios al otro la do del río Drina o las sanciones y el aislamiento total.

La desbandada serbia de estos días tiene que ver, sin duda, con los bombardeos de la OTAN. Los serbios de Bosnia desafiaron al mundo entero durante tanto tiempo que ahora éste puede tener la tentación de subestimar la debilidad actual del aparato militar serbobosnio y reemprender los bombardeos con el pretexto de que la retirada de Sarajevo no ha sido completa.

El riesgo de una solución final para los serbios de Bosnia, similar a la aplicada por Croacia en Krajina o a la utilizada por los serbios contra los musulmanes, es demasiado grande para dar un paso equivocado.

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