El rock de choque asalta Madrid

El festival destinado al rock más combativo y contestatario celebró ayer su segunda edición en el estadio Román Valero de Usera. Desde primera hora de la tarde, numerosos aficionados al rock callejero ocuparon las has cercanas al recinto del certamen. En el interior, llamó la aterir atención un escenario tan escueto- como desnudo, probablemente escaso para el acontecimiento.El primer, festival Monstruos del Rock de Akí se celebró el pasado año en la plaza de toros de Las Ventas, y el resultado fue altamente positivo: El rock a pie de calle mostró una vez más su poder de convocatoria con la afluencia masiva de un público fiel. El rock urbano, callejero o radical; según quiera decirse, cuenta con una gran tradición en nuestro país. Para muchos, se trata de la única; forma autóctona de practicar un género importado. El origen de este estilo, caracterizádo por un desaliño en las formas que en general concede mayor importancia a los textos, puede hallarse en el trío Leño, cuyo legado es unánimemente aceptado como manual indiscutible. El grupo madrileño se disolvió en 1983, en plena efusión de popularidad, pero el tiempo ha acrecentado su prestigio e influencia. La figura de Rosendo Mercado está ensalzada como la del patriarca al que se debe veneración, aunque el protagonista eluda tal compromiso moral.

Heredero de Leño se declaró inicialmente Barricada, el cuarteto pamplonica que ha alcanzado el techo de ventas de este tipo de rock descarnado. Los Suaves, veteranos de larga tradición en carretera, admiten abiertamente su deuda para con Leño.

La clave de la respuesta popular tal vez pueda encontrarse en la cercanía con que los seguidores contemplan a los músicos, una sensación de complicidad y de compartir experiencias que aleja la consideración de "estrellato" de quien se sube a un escenario.

Por ese mismo motivo, los fans no acostumbran a perdonar deslices comerciales. Dada la acogida dispensada a ambas ediciones, todo hace suponer que el festival mantendrá estabilidad en el futuro.

Provocación

Poco después de las seis de la tarde de ayer, el hardcore-rap inquisitivo de Def Con Dos tomó el escenario al asalto. Textos de pura provocación -que en realidad contienen más sarcasmo que virus ácido- y una puesta en escena saltarina fueron el eje central de un discurso que no deja títere con cabeza. Miedo a una muerte ridícula o La culpa de todo la tiene Yoko Ono, son algunos de sus más recientes y significativos títulos.

Después de tres cuartos de hora de proclamas y algún lanzamiento panfletario, el grupo se retiré-tras obtener una respuesta limitada ante un público que todavía no había tomado lugar mayoritariamente en el local.

Los andaluces Reincidentes, haciendo honor a su nombre, repetían presencia en el festival. El pasado año les tocó abrir a plena canícula, y en ésta ocasión su rock sin concesiones encontró una respuesta notable. Se hicieron notar himnos dé reivindicaciones andaluzas.

La Polla, que perdió recientemente su apellido, expulsó,'todo su origen punk ante una audiencia . cada vez más entregada. Evaristo, su líder, escupió letras hirientes que cantan las verdades del barquera. Los alaveses han mantenido el tipo a lo largo de más de una década sin otra promoción que el efectivo canal del boca a boca, y sus contumaces presencias escénicas. Durante su actuación, el sonido mejoró en calidad y nitidez.

La presencia de Burning representaba una cierta incógnita porque, en rigor, la conexión con el resto del cartel estaba cogida, por los pelos. Pero el histórico grupo madrileño cumplió su papel con un concierto breve pero digno, aunque luego se, adjudicó un bis de forma un tanto gratuita. En el momento de pasar estas líneas, Roberto Iniesta daba el pistoletazo de salida a la intervención de Extremoduro con su peculiar poesía. Al grito de "¡Bonito día para ser ahorcado!", el festival iniciaba su último capítulo.