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GUERRA EN LOS BALCANES

Pale, en la hora de la derrota

La incomunicación, el miedo y el cansancio dominan en la capital de los serbobosnios

ENVIADO ESPECIALLa guerra ha llegado a Pale, la capital de la autoproclamada república serbia de Bosnia. Después de más de tres años de vivir a 16 kilómetros de Sarajevo plácidamente y sin arriesgar la vida, mientras las bombas caían diariamente sobre la capital bosnia, los habitantes de este pequeño pueblo de montaña han descubierto lo que es el pánico de vivir bajo las bombas por obra y gracia de la aviación de la OTAN. Cuando sonaron por primera vez las sirenas antiaéreas, todo el mundo corrió hacia los refugios. Pasada la sorpresa de los primeros días, pocos se inmutaban ante el estruendo de las alarmas, pero el temor a un castigo desde el cielo y, sobre todo, a una ofensiva del Ejército bosnio-musulmán -los turcos, como les llaman aquí- está muy presente.

Ninguna de las opiniones recogidas en el feudo del líder Radovan Karadzic es partidaria de retirar el armamento pesado serbio de los alrededores de Sarajevo como exige la OTAN. No hay duda de que la intransigencia mostrada en días pasados por el general Ratko MIadic ha contado con el respaldo de su pueblo, que está convencido de que, si se produce la retirada, los musulmanes pasarán al ataque. Hablan de 50.000 soldados de la Armija (Ejército bosnio de mayoría musulmana) en el interior y los alrededores de Sarajevo con un potente arsenal preparado para ser estrenado. Lo afirma el coronel Milovan Milutinovic, portavoz del alto Estado Mayor serbobosnio.

Pale es estos días un hervidero de rumores, porque la información oficial se difunde sólo a través de un filtro llamado centro internacional de prensa, cuyos miembros se dedican esencialmente a la propaganda política y al control de la prensa extranjera, según las directrices de Sonja Karadzic, hija del líder político de Bosnia. Las dificultades para los medios de comunicación tienen su otra vertiente en la mordaza impuesta a la población local. Muy pocos son los que se atreven a hablar con franqueza ante un extranjero. "Todo el mundo sabe lo que pasa aquí menos nosotros", dice un vecino.

Rumores y noticias. Hay quien afirma haber oído en la radio que el centro de Pale está en la lista de los próximos objetivos de la OTAN, que las defensas serbias se desmoronan ante el imparable avance de musulmanes y croatas en diversos puntos de Bosnia central y occidental, o que se prepara un bombardeo generalizado y a gran escala contra los serbios.

Hasta ahora, en Pale sólo un importante almacén de armas y municiones ha sido alcanzado en dos ocasiones por la aviación de la OTAN. Tras el primer ataque, las detonaciones se prolongaron durante tres horas. Los mayores daños que los bombardeos de la Alianza Atlántica han causado en esta zona han sido en la estación de radar del monte Jahorina, don de murieron cinco soldados serbios; el hospital de Blazuj (10 civiles muertos en un ataque de la Fuerza de Reacción Rápida de la ONU); el cuartel y la Escuela de Ingeniería Electrónica de Lukavica; la fábrica de Volkswagen y dos puentes en Vogosca, otros tres en Srbinje (cerca de Foca) y numerosos edificios en Hadzici.

Reina un ambiente extraño e incómodo en Pale. La gente está a la espera de algo, tal vez el fin de la guerra, pero no con optimismo, sino todo lo contrario. Que los serbios están perdiendo y acabarán perdiendo la guerra es una impresión que se extiende en Pale aunque nadie se atreva a airearla. Los días transcurren con una monotonía asfixiante y sin apenas esperanza. Por la noche, restaurantes y bares permanecen cerrados para controlar el consumo de al cohol, no hay adónde ir y las líneas telefónicas están cortadas. La incomunicación más el miedo a los bombardeos más el cansancio de la guerra dan como resultado un pueblo al borde del colapso. Quien tiene la valentía de admitirlo proclama su disposición a marcharse a cualquier parte, "porque aquí ya no se puede vivir".

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Las autoridades de la república serbia se esfuerzan por presentar su Estado como una realidad consolidada: han levantado un gran edificio que alberga la sede del Gobierno, la presidencia ocupa la antigua Fábrica de Motores de Sarajevo (FAMOS), las oficinas del Parlamento están en el hotel Panorama, la agencia de noticias de la república serbia (Srna) -creada desde el comienzo de la guerra- está en lo que era el motel Belle Vue, la diotelevisión de Pale, en la que trabajan un centenar de periodistas, emite 14 horas al día.

Pero, a pesar de sus instituciones, este Estado, que nadie reconoce, tiene un carácter artificial y, en algunos casos, provisional. Muchos de los habitantes actuales de Pale vivían en Sarajevo. Ninguno de ellos ha podido olvidar la ciudad, incluso aquellos que sólo se refieren a ella con resentimiento y hasta con odio y que juran que nunca volverán a pisar sus calles. Sarajevo se perdió para los serbios de los alrededores. No podía ser de otra manera. Ellos han estado en el bando agresor. "He sido forzado a olvidar mi vida anterior, mi mundo, mis amigos y mi ciudad de antes de la guerra. Ahora no quiero saber nada de ellos", dice un reportero de la agencia serbia de noticias Srna.

Dragan, un fornido combatiente del Ejército, trabajaba de camarero en Sarajevo. Cuando no está en las trincheras del monte Trebevic ejerce de marido de Dana y de padre de dos hijos de 10 y 17 años. Ella reconoce el miedo a los bombardeos de la OTAN y sus temores sobre el futuro. Él coge del brazo a sus dos hijos y afirma rotundo: "En este bando no tenemos ningún miedo".

El coronel Milutinovic está convencido de que. es el pueblo quien tiene que decidir de qué territorios tienen que retirarse las fuerzas serbias para aplicar el plan de paz, que atribuye en 51% de Bosnia-Herzegovina a la federación croatamulsulmana y en 49% a los serbios. Y asegura firme que este mismo pueblo aceptará la propuesta que le hagan sus dirigentes.

En Pale apuntan algunas pistas: ampliar el enclave de Bihac, varias ciudades del noroeste como Doboj, Jajce, Donji Vakuf, y Sarajevo a cambio de Gorazde para los serbios y ensanchar uno o dos. kilómetros el corredor de Posavina.

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