Todos los países acuerdan firmar el convenio que establece la igualdad legal
Latinoamérica y África adoptan posturas más progresistas
ENVIADA ESPECIAL
Ayer se consiguió en la Conferencia sobre la Mujer uno de los primeros grandes acuerdos. Todos los países aquí representados, que son 181, se han comprometido a ratificar el Convenio para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, un acuerdo conocido por sus iniciales inglesas CEDAW, cuya importancia reside en que obliga al país que lo firma a revisar todas las leyes que supongan una discriminación para la mujer. Noventa países no lo habían firmado todavía. Este acuerdo fue recibido ayer con alborozo por las organizaciones no gubernamentales.
La CEDAW se redactó en 1979, pero no había conseguido las firmas de todos hasta ahora. Su ratificación en España, en 1983, supuso la revisión de todas las leyes y la puesta en marcha de los institutos de la mujer.
El acuerdo dice que todos los países se imponen el objetivo de "promover y proteger todos los derechos humanos de la mujer, mediante la plena aplicación de todos los instrumentos internacionales de derechos humanos", especialmente la CEDAW. Ello obliga, por tanto, a examinar "las leyes, políticas, prácticas y procedimientos que no se ajusten a las obligaciones establecidas en el convenio". Para muchas ONG éste era un objetivo prioritario porque eliminará las barreras legales que aún quedan en el mundo para conseguir la igualdad.
Corchetes que caen
Pero éste no fue el único avance de ayer en Pekín. Además de la nueva postura vaticana abiertamente a favor de la planificación familiar, empezaron a caer los primeros corchetes (texto sin aprobar) del apartado dedicado a la salud y los derechos reproductivos. Aunque no hay acuerdos definitivos, los observadores han visto con asombro que países tradicionalmente conservadores como algunos latinoamericanos están rompiendo con los lazos vaticanos y apoyando posturas progresistas y flexibles. Dichos países, inscritos en el llamado Grupo 77, que comprende a países en desarrollo, están consiguiendo convulsiones internas que son muy bien recibidas por las ONG. "A mí me tiene maravillada México", comentaba ayer Pilar Martín, de la Federación Española de Planificación Familiar. "Es un país que, aunque ya sabemos que lleva años planificando, está adoptando aquí las posturas más avanzadas". Lo mismo ocurre con las delegaciones africanas.En el apartado dedicado a la salud, el Vaticano, no obstante, está poniendo muchas resistencias. La Santa Sede no quiere oír hablar de nada que suene a libertad sexual y el texto habla de salud reproductiva como algo que implica tener una vida sexual satisfactoria y libre de riesgos. El Vaticano propone hablar de "responsabilidad reproductiva"; pero, sin embargo, parece claro que se va a conseguir quitar un corchete fundamental que habla del "derecho de todas las mujeres a controlar su propia fecundidad", lo que es "fundamental para su emancipación".
Ayer se abrió el capítulo relativo al impacto que los conflictos armados ejercen sobre las mujeres. La UE defiende un párrafo en el que se incluyen referencias directas a la ocupación extranjera, las violaciones y embarazos forzados, el neocolonialismo y la limpieza étnica.
Hoy se abrirá el debate de la igualdad en la participación política. Para la UE es una bandera. Las ONG creen que su portavoz, la ministra Cristina Alberdi, hace discursos "potentes y optimistas", pero piden más contenidos y acción.
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