El Consejo de la Cultura de Ruiz-Gallardón quiere un Madrid más cosmopolita que casticista
Los desayunos del Ritz empiezan a producir ideas. Una veintena de voluntarios elegidos para formar el consejo de intelectuales y artistas que rodeará al consejero deEducación y Cultura, Gustavo Villapalos, se citaron ayer por primera vez en ese lujoso hotel. Entre zumos, cafés y bollería agraciaron al presidente autonómico, Alberto Ruiz-Gallardón, con dos conclusiones: Madrid debe ser un foro más cosmopolita que casticista y la Administración debe preocuparse más por promocionar las disciplinas artísticas de este siglo que por la "arqueología cultural".
Villapalos sigue la escuela que le ha marcado su presidente de intentar rodearse siempre "de los mejores", y convocó para desayunar ayer en el hotel Ritz de Madrid a 26 intelectuales y artistas a "pensar en voz alta" sobre por dónde y de qué manera debe conducirse en los próximos años la cultura madrileña. Ruiz-Gallardón está quejoso con lo que entiende como inapetencia e inercias actuales de este sector, aunque ayer comentó que presiente que ése es un mal estatal. También dijo que quiere "cambiar las cosas, hacer cosas nuevas, llamar la atención, sorprender y, por tanto, aprender".El Consejo de la Cultura de la Comunidad de Madrid no existe nada más que como foro de debate que será convocado, probablemente, con periodicidad mensual. Todos los participantes reclamados, de diversos ámbitos e ideologías, han contestado afirmativamente a la llamada y su colaboración será altruista. Ruiz-Gallardón y Villapalos pretenden aprender de las aportaciones que planteen esos creadores en esas discusiones para enfocar, posteriormente, sus políticas culturales e incluso posibles nuevas infraestructuras o equipamientos.
A la cita de ayer acudieron una veintena de los seleccionados. Los restantes estaban de viaje o no pudieron ser localizados a tiempo. El consejo lo formarán el autor teatral Juan José Alonso Millán; el director teatral y actor José Luis Gómez; los músicos Tomás Marco, Cristóbal Halfter y Carmelo Bernaola; los pintores Cristóbal Toral, Álvaro Delgado, Gustavo Tomer y Antonio López;. los escultores José Cruz Novillo y Julio López Hernández; los diseñadores Agatha Ruiz de la Prada y Alberto Corazón; los escritores Camilo José Cela y Baltasar Porcel; los directores cinematográficos Narciso Ibáñez Serrador, José Luis Garci y Antonio del Real; los arquitectos Guillermo Vázquez Consuegra, Ricardo Bofill, Francisco Javier Sáez de Oiza y Álvaro Siza; el psicólogo José Luis Pinillos; el experto en arte Pablo López de Osaba; la bailarina Alicia Alonso, y la historiadora y académica de las ciencias morales y políticas Carmen Iglesias. También estuvo Rafael Ansón, relaciones públicas y hermano del director de Abc.
Ruiz-Gallardón se mostró entusiasmado por las lecciones que, en forma de "tensión de ideas y cruces de informaciónes", le impartieron ayer los intelectuales en los que se cobijó. Y anuncio que en un mes se terminarán de redactar, entre los especialistas regionales y los del Ministerio de Cultura, los estatutos de la Fundación Teatro Lírico, que gestionará el aún por acabar Teatro Real y el de la Zarzuela. También señaló que su equipo está evaluando los costes y las posibilidades del centro multicultural a levantar en la antigua fábrica de El Águila (Leguidú).
Los consejeros culturales de Ruiz-Gallardón no habían sido avisados de la presencia de los medios de comunicación en este su primer encuentro. A muchos no les gustó la sorpresa y evitaron las declaraciones (Cela, Ruiz de la Prada, Chicho Ibáñez Serrador). Bofill sí comentó que la cultura que se debe fomentar en Madrid debería ser más autonomista e internacionalista, y agradeció la convocatoria. Alonso Millán demandó que la idea no se abandone una vez conseguido el fin político (la publicidad), y reveló que había pedido más colaboración hacia el teatro por parte de Telemadrid, Cajamadrid y el Ayuntamiento de Madrid. Le llamó la atención, como curiosidad, que la mayoría de los invitados conversaban de asuntos ajenos a su especialidad.
Toral apuntó -en una aparente contradicción con una de las conclusiones del primer consejo- que existe un desequilibrio entre lo mucho que se dan a conocer los pintores foráneos frente a los locales, y lanzó un primer aviso en broma: "Ya quisieran los políticos ser tan buenos como los pintores madrileños y españoles".
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