Londres y Dublín preparan una comisión internacional para el desarme en el Uster
Un nuevo esfuerzo de aproximación entre Londres y Dublín en torno al decomiso de las armas de los grupos paramilitares del Ulster reavivó ayer el optimismo de las fuerzas políticas norirlandesas al cumplirse el primer aniversario del alto el fuego del IRA. Tras semanas de desacuerdo y meses de bloqueo del proceso de paz, todo parece indicar que los primeros ministros de Irlanda y del Reino Unido podrían anunciar en una cumbre especial el próximo miércoles la puesta a punto de una comisión internacional para supervisar la entrega de armas de los paramilitares.
Por su parte, el Sinn Fein (partido político que representa al IRA) conmemoró el histórico momento en el que, a partir de las doce de la noche del 31 de agosto del año pasado, la tregua del IRA abrió nuevas perspectivas de paz en la provincia tras 25 años de terrorismo qué se han saldado con más de 1000 muertos.Con amplias manifestaciones y vigilias pacíficas organizadas a ambos lados de la frontera irlandesa, los republicanos volvieron a reclamar que el Gobierno británico organice cuanto antes la prometida ronda de negociaciones con todos los partidos políticos del Ulster.
De hecho, la cumbre anglo-irlandesa se plantea también mover alguno de los peones en esta extraña partida de ajedrez en que se ha convertido el proceso de paz para poder dar inicio a las conversaciones entre Londres, Dublín, y las fuerzas políticas norirlandesas, incluido, el Sinn Fein.
Cuál pueda ser la fórmula para que dicha mesa se configure finalmente es el misterio a desvelar el miércoles. Hasta el momento, Londres ha alegado siempre, como un impedimento esencial para iniciar estos contactos, la negativa de los partidos unionistas a compartir una mesa negociadora con un Sinn Fein respaldado por la fuerza mortífera del IRA, que conserva toda su estructura y su arsenal intactos (más de 100 toneladas de armamento, según la policía).
En esta situación de estancamiento, el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, y el número dos del partido, Martin McGuinness, pintaron ayer en sendas conferencias de prensa celebradas en. Belfast y Londres, un negro panorama para el futuro de la provincia y la supervivencia de un proceso de paz "en crisis", según Adams, si el Gobierno británico no da el paso definitivo de iniciar las conversaciones con todos los partidos políticos de Irlanda del Norte, incluido el Sinn Fein.
Una rendición
Todavía más apocalíptico, McGuinness insistió en que el IRA no entregará una sola pistola de su arsenal en las presentes circunstancias, ya que tal cosa equivaldría a una rendición. "El Gobierno británico debe abandonar su intento de que el IRA se rinda y aportar sabiduría y coraje para que el proceso de paz salga de este estancamiento", declaró.Adams, convertido por obra y gracia de la prensa norteamericana en el más carismático político de Irlanda del Norte, se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que la "cumbre angloirlandesa" del miércoles pueda dar nueva vida al proceso de paz. Los dos primeros ministros tienen previsto reunirse en la residencia campestre de John Major, en Chequers, con un largo y complicado orden del día.
Sin embargo, quizás no sea del todo casual que la luz verde para esta cumbre -a punto de ser cancelada hace unas semanas- se haya encendido tras la entrevista mantenida la pasada semana entre el primer ministro irlandés, John Bruton, y el propio Gerry Adams. Después de todo, Dublín ha sido siempre especialmente sensible a las aspiraciones del nacionalismo irlandés -tanto con Albert Reynolds y el Fianna Vail en el Gobierno, como con el conservador Vine Gael y John Bruton al timón del país- y el simple hecho de que la cumbre haya sido por fin convocada implica ya un principio de acuerdo para superar la angustiosa dicotomía entre entrega de armas y comienzo del diálogo.
El punto muerto al que ha llegado el proceso de paz se centra en el decomiso del arsenal del IRA. Los paramilitares pro unionistas nunca han mostrado la menor resistencia al respecto, siempre y cuando el IRA acceda a entregar sus fusiles. Tampoco el Sinn Fein ha visto con malos ojos la iniciativa, presentada por primera vez por el ministro irlandés de Exteriores, Dick Spring, de que una comisión internacional supervise el delicado proceso de la entrega de armas.
El problema es el orden en el que habría que dar cada uno de los pasos para que el proceso avance. Mientras el líder del Partido Social Demócrata y Laborista, John Hume, aseguraba ayer con optimismo que el conflicto -"más psicológico que real", según sus propias palabras- que plantea la entrega de armas puede ser fácilmente resuelto, Ken Maginnis, diputado del Partido Unionista del Ulster, defendía la opción de la comisión supervisora de carácter internacional.
En todo caso, el problema no reside en el cómo, sino en el cuándo. Gerry Adams ha insistido siempre a este respecto que el IRA no se opone a deshacerse de su arsenal, pero el tema del decomiso de las armas debe ser un objetivo final, no una condición previa al inicio de conversaciones.
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