Un mayoral vocinglero
Las recias voces del mayoral de la ganadería titular durante la faena de muleta de El Molinero al sexto galafate atronaron en el cotarro, rasgaron el plúmbeo calor del embudo venteño, y hasta despertaron del sesteo a algún turista ya harto del también aplomado festejo. Pero fueron vanas, ya que el coletudo no le hizo ni caso y merced a ello se le fue una ocasión de oro de pegar un aldabonazo en su carrera. "Dale sitio", "ponte más lejos"no le ahogues", bramaba mesándose los grisáceos cabellos el mayoral. Y con razón, pues la casta del toro también pedía esas condiciones para lucir y permitir el lucimiento de su matador.
Paradojas de la vida: El Molinero, arrollado y volteado sin consecuencias por el de la confirmación, que por su flojera quedó a la defensiva, siempre ha intentado un toreo de corte rinconiano. Es decir, dando distancia a sus enemigos para embeberlos en la pañosa, y con estas armas gozó de gran cartel aquí en la cátedra en su aún reciente etapa novilleril. Sin embargo ayer apostó por el encimismo con este sexto bicho. Y es que estos coletudos que están sentados en la balaustrada de la fiesta, a la espera de la oportunidad, cuando les llega, acusan sus pocos festejos y se precipitan. Cosa lógica al pretender demostrar en 10 minutos todos sus arcanos táuricos.
Molero / Silvera, Mondéjar, Molinero
Cinco toros de Molero (uno rechazado en el reconocimiento), con trapío, mansos y flojos; 5º y 6º, con casta. 4- de La Cardenilla, de gran presencia, descastado. Todos nobles. Emilio Silvera: pinchazo -aviso-, otro hondo perpendicular y descabello (palmas); pinchazo sin soltar, media, pinchazo, media atravesada y dos descabellos (silencio). Antonio Mondéjar: pinchazo sin soltar, otro trasero, pinchazo hondo desprendido y estocada desprendida (silencio); pinchazo y estocada desprendida (silencio). El Molinero, que confirmaba la alternativa: pinchazo y bajonazo (ovación); media baja (vuelta protestada).Plaza de Las Ventas, 27 de agosto. Casi media entrada.
Ahogar la embestida
El Molinero, cuyo subalterno Luis Carlos Aranda sí brilló a lo grande con los rehiletes, había empezado fiel a sí mismo sobre la mano izquierda y reunidito, pero su labor fue a menos por ahogar la embestida y, además, la remató con un feo sartenazo en los sótanos. También algo así le ocurrió con el quinto, de derrotona cabeza, a Mondéjar, que ya había pasaportado fácil al enorme y nada colaborador tercero. El murciano logró acelerar los pulsos con naturales y trincherillas sueltas, mas por su falta de puesta a punto también se aceleró en demasía y adoleció de ligazón.Quien bordó el toreo fue Silvera. Pero toreo de salón, estético y sin emoción, porque el protestado segundo hizo honor a su nombre, Cansino, y rodaba lastimosamente por la arena. Tal pespunteo artístico ya no se lo permitió el descastado cuarto, que se hizo fuerte en tablas y sólo el subalterno Formidable II brilló al jugársela de verdad de la buena en el tercio de banderillas.
Babelia
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