Alarma en Hollywood ante el máximo histórico de los sueldos de las estrellas
El listón de los 20 millones de dólares amenaza con desequilibrar la industria
, Igual que el teléfono y la electricidad, las tarifas de los astros de Hollywood se revisan periódicamente al alza según unos criterios que no siempre tienen que ver con la calidad del servicio prestado. En estos momentos, la tormenta de los 20 millones de dólares (2.500 millones de pesetas) descarga sobre los estudios, y los ejecutivos los están pagando. El culpable de colocar esta nueva barrera psicológica, nunca antes pagada a un artista de cine por una película, es un profesional de la risa llamado Jim Carrey. Sylvester Stallone y Harrison Ford también se han subido al tren.
El hecho está creando un gran desconcierto en los despachos, pero los ejecutivos acaban pagando mientras crecen las voces que claman porque la industria vuelva a criterios más creativos y menos basados en los aspectos financieros. En la calle, los espectadores parecen contagiados por los números del cine y han convertido en tema de conversación las recaudaciones del primer fin de semana de los grandes estrenos.El pasado mes de junio, estrellas asentadas a lo largo de los últimos diez o quince años y con una consolidación internacional multimillonaria se quedaron mirando la espalda de un tipo que se había ganado el favor de los exhibidores de cine de EE UU, haciendo ruidos de animales y poniendo caras de imbécil.
Su firma de un contrato por 20 millones de dólares con Columbia para protagonizar la comedia Cable guy le valió a Jim Carrey portada de la revista Newsweek y empujó una bola de nieve que estos días baja a toda velocidad. Carrey ya ha firmado un segundo contrato de 20 millones de dólares por otra comedia, Liar, liar. La importancia de agradar a los exhibidores radica en que hoy día existen muy pocos actores (y aún menos actrices) que puedan estrenar una película, es decir, que su nombre por sí mismo sea capaz de atraer a las masas ante la taquilla.
Un casi desconocido Jim Carrey lo consiguió con Ace Ventura, La Máscara y Dumb and dunber, y se da por hecho que Batman forever la estrenó él solito, pese a la presencia de otros nombres de primera fila. Ahora, los agentes que consideran que sus representados tienen también el caché suficiente para estrenar películas se han animado.
Efecto dominó
La semana pasada se anunció que Sylvester Stallone iba a cobrar la cifra clave de 20 millones por una película y a continuación rodará otras tres con los estudios Universal por 60 millones en total. Inmediatamente después, los agentes de Harrison Ford le consiguieron un papel en la película The Devil's Own por los susodichos 20 millones y dijeron que iban a pedir lo mismo para futuros proyectos. Lejos de sonar a amenaza, Ford firmaba de nuevo anteayer por la misma cantidad para hacer 6 Days, 7 Nights. Si bien Harrison Ford tiene más que demostrado que puede estrenar (y reestrenar si hace falta) cualquier película en la que aparezca, Stallone va de decepción en decepción, la última de ellas el fiasco futurista Juez Dredd.
Los expertos en el sector señalan que la industria del entretenimiento tiene sus pies cada vez más asentados sobre la base de caras conocidas (más que, por ejemplo, sobre ideas). En este sentido la aceptación internacional de cada estrella en concreto es cada vez más importante. Se trata de una especie de renacimiento del star-system a escala global. Ahora se espera que otros tres nombres de oro puro en todo el mundo, Tom Cruise, Arnold Schwarzenegger y Tom Hanks (y en menor medida Mel Gibson y Kevin Costner) ingresen en el club de los 20 millones.
En lo que respecta a las actrices, las reglas del juego son distintas. Por una razón u otra, su capacidad de estrenar películas no es tan evidente como la de algunos nombres masculinos y por tanto se mueven en una escala inferior.
Pero entre ellas también existe ahora mismo un revulsivo salarial, y su nombre es Alicia Silverstone. Esta joven de 18 años era conocida hasta ahora por los vídeo-clips del grupo Aerosmith, pero con sólo dos películas (la última de ellas, Clueless, un exitazo personal y de taquilla) ha conseguido un contrato de 10 millones de dólares (1.250 millones de pesetas) por dos películas para Columbia. Pagar cinco millones (625 millones de pesetas) por película a una actriz a duras penas puede considerarse un exceso, pero plantea una importante cuestión: ¿cuánto debe pedir ahora la entrenadora de películas número uno del mundo, Demi Moore? Los 12,5 millones de dólares (1.562 millones de pesetas) que se le han prometido para Striptease quedan, en proporción, pequeños al compararse con la apuesta de la joven Silverstone. Por no hablar de Julia Roberts, Meg Ryan, Jodie Foster o la recién llegada Sandra Bullock, que tendrán ahora que preguntarse, como el todo Hollywood, si quieren seguir haciendo cine por dinero o existe algún otro tipo de orientación.
Babelia
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